Los pájaros de Mozart

Marta, Francisco y Rafael están inquietos. Como el resto de sus compañeros de sexto curso de Primaria del colegio Nuestra Señora de Las Nieves de Pegalajar (Jaén) están a punto de asistir, por primera vez en su vida, a una ópera. "Es un teatro en el que los actores cantan", señala Francisco, al tiempo que añade que ha venido a ver "a Papageno y sus pájaros, de Mozart". Y es que, los cerca de 1.400 escolares de 35 colegios de la provincia, que durante la semana pasada asistieron en el teatro Darymelia a la representación de la ópera La pequeña flauta mágica, tienen la lección bien aprendida. "Mozart era un genio y también un poco niño, como nosotros", subraya Marta, mientras mira de reojo al escenario, a la espera de que el espectáculo comience.

Entonces, cuando la luz se apague y sólo permanezca iluminado el escenario, todos los niños reconocerán a Papageno y sus pájaros, al príncipe Tamino, a la entrañable Pamina o a la Reina de la Noche, algunos de los personajes con los que han venido trabajando durante las últimas semanas en sus clases de música. Ayudados de material didáctico específico y un teatrillo de cartón con los protagonistas de esta ópera, una de las piezas magistrales del genio de Salzburgo, los niños han interpretado algunos fragmentos y han aprendido "cómo se trabaja en el teatro y el reparto de las funciones de cada uno de los profesionales que se dedican a él", explica Luisa Martín, una de las profesoras de música que los acompaña.

El objetivo que se persigue con esta iniciativa, patrocinada por la Fundación La Caixa, es familiarizar a los más pequeños con la música de Mozart "iniciándolos en el placer de la ópera y el teatro con un espectáculo alegre, vital y de calidad", señala Luis Reverter, secretario general de la Fundación.

Para ello, Joan Font, director del grupo teatral Els Comediants, convirtió la obra original, La flauta mágica, en un espectáculo, seductor y atractivo para un público infantil, de no más de una hora de duración, producido por el Gran Teatro del Liceo de Barcelona.

Mientras los niños gritan y se mueven de un lado para otro a la espera de que dé comienzo la ópera, de repente y por sorpresa, Papageno y sus pájaros aparecen a sus espaldas y atraviesan todo el patio de butacas hasta subir al escenario. Él es el encargado de servir de hilo conductor de una historia en la que la razón, el amor, la lealtad y el coraje triunfan sobre el miedo, la tiranía y la sumisión.

La puesta en escena de Els Comediants, que mezcla el teatro de sombras con un montaje audiovisual que sirve de introducción, empieza a funcionar. El murmullo ha cesado y la atención de grandes y pequeños recae sobre este divertido personaje que también presenta a los dos músicos del Liceo, un pianista y una flautista, que interpretan en directo las partituras. Los pequeños espectadores abren bien los ojos y afinan el oído, como les han dicho sus profesores, porque en La pequeña flauta mágica, como en toda buena ópera, se unen las artes musicales, plásticas, literarias y teatrales que "sólo buscan seducir", subraya Luisa Martín.

A ritmo de arias y marchas los niños siguen la historia de esta ópera en la que Mozart se retrató a sí mismo en los personajes de Papageno, alegre y espontáneo con sus dudas y temores, y en el del Príncipe Tamino, el hombre sensible de ideas nobles y con una gran vida interior. Tras una hora de música y canción en directo, en el que el color y el vestuario juegan un papel muy importante, los niños aplauden y gritan dejando escapar las emociones que durante una hora han retenido en su interior. Alguno, incluso, se acercan a tocar a Papageno, mientras otros preguntan, "¿por qué cantan tan raro?". Ahora, sus profesores tienen todo el curso por delante para terminar de explicar la clase magistral que, durante estos días, han impartido en Jaén los artistas del Liceo de Barcelona.