_
_
_
_
EL ENREDO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Sílabas y letras

1. Entre el deletreo de Urdaci ("ce ce o o")

y el silabeo de Aznar ("la-o-nu-me-le-gi-ti-ma-y-le-ga-li-za"), sólo falta que alguien se decida a mitinear con onomatopeyas: "Nosotros grrrr porque brrrr, y al que no esté de acuerdo, catacroc". Creo que algo parecido le he oído alguna vez a Otegi. En fin, qué cosas se oyen. Lo más deslumbrante de estos días, el caso de la selección de Catalorra, fusión de las selecciones deportivas de Catalunya y Andorra, promovida por Mas y retirada por Pujol.

-¡Mas! -gritó Pujol.

-Dime, telonero president.

-¡Retira inmediatamente esa propuesta catalorrana!

-¿Y Cataliechtenstein tampoco?

-¡Mas, que me quedo!

Ya se notan los efectos del último hallazgo teórico del estadista mundial del año, don José María Aznar: el ataque anticipatorio

2. Estas cosas deberían hacernos reflexionar

sobre la mala opinión que los políticos tienen de la ciudadanía. Sí, ya sé que lo habitual es comentar lo contrario: la mala opinión que la ciudadanía tiene de los políticos, pero permítanme la reflexión opuesta. Los políticos proponen esas cosas porque creen agradar con ellas a los ciudadanos. Cada vez hay más políticos que se refieren a "la gente" como si fueran seres de otra especie: lo que quiere la gente es tal o cual cosa, dicen. Curiosamente, lo que quiere la gente varía según los intereses del político que habla, aunque hay que celebrar una vía de consenso entre los dos candidatos que hoy se juegan la presidencia de Madrid: Rafael Simancas y Esperanza Aguirre han prometido dimitir. Ella, en dos años. Él, en dos meses. Las razones son lo de menos. ¡Qué momentos de bajón tienen a veces los políticos, cuando creen que lo que la gente quiere es que dimitan!

3. Tal vez sea una dimisión "anticipatoria".

Ya se notan los efectos del último hallazgo teórico del estadista mundial del año, don José María Aznar López: el ataque anticipatorio, "an-ti-ci-pa-to-rio", según habla ahora, y no descarten que entre el silabeo y el tono de chotis acabe arrancándose con una zarzuela: "Por las calles de Bagdad, / la corbata almidoná, / los misiles apoyaos en la cadera". Tras su nuevo hallazgo doctrinal, Aznar también podría cantar: "Porque ataco por mi cuenta / me llaman El Anticipatorio". Es un nombre de chiste de Lepe o de película española en blanco y negro: "¡Anticipatoriooo! ¡Trae el botijo pa labuela!".

-¿Nombre y profesión?

-Anticipatorio López. Bombardeo países.

4. Aplicado al fútbol,

un buen ataque anticipatorio consistiría en romperle una pierna a Zidane antes de que el árbitro señale el inicio del partido. Esto puede parecer violento, pero si se explica bien, se entiende que es en aras de la paz. Zidane tal vez no lo entendería. Habría que esforzarse en explicárselo, y ahí es cuando interviene Urdaci abriendo el telediario: "Zinedine Zidane tiene una pierna rota por su be i e ene, gracias a un ataque an-ti-ci-pa-to-rio. Y ahora, otras noticias: Zapatero es un traidor y usa como papel higiénico restos de banderas españolas que roba de las casas cuartel de la Guardia Civil con la ayuda de su amigo el comunista Llamazares. Son declaraciones del ministro Eduardo Zaplana, quien, como saben, prometió no eme e ene te i erre".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_