_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Voten, voten

Supongo recordarán que hoy en Madrid toca jornada de reflexión. Ello quiere decir que durante estas 24 horas sabatinas los candidatos han de estar callados y no andar por ahí armando bulla ni dando más la barrila para recaudar votos.

Así pues, nada de mítines ni actos multitudinarios que puedan perturbar esta tregua que la ley electoral impone con la intención de que pongamos en orden nuestras ideas. En plan cuco, los aspirantes siempre tienen la posibilidad de acudir a espacios públicos muy concurridos y dejarse ver como quien no quiere la cosa sonriendo a diestro y siniestro en el intento de arañar los últimos sufragios haciéndose los simpáticos.

Pero hoy, en pura teoría , deberíamos estar todos en actitud contemplativa analizando los pro y los contra de cada oferta electoral y tratando de dilucidar quién merece sentarse en el primer despacho de la Puerta del Sol.

La realidad es algo distinta.

Estoy seguro de que cuando baje a la calle veré a la gente como siempre, con sus bolsas de la compra, hablando de fútbol o montando el plan para esta tarde y, probablemente, no habrá nadie con la mirada perdida y una mano en el mentón como El pensador de Rodín. Dicho de otra manera, aquí ya no queda nada que reflexionar, porque el pescado hace mucho tiempo que está vendido. La de estos comicios autonómicos ha sido, sin lugar a duda, la campaña electoral más larga y agotadora de nuestra moderna democracia y a nadie le quedan ganas de darle más vueltas al organillo. Además, si después de casi año y medio que llevan los partidos bombardeándonos con sus propuestas, después de unas elecciones fallidas y un verano terrible en el que no han parado de cruzarse acusaciones e insultos, si después de todo lo que hemos visto y oído, alguien todavía tiene que pensárselo un poco más, creo que debería visitar al psicólogo. Hoy, en verdad, más que una jornada de reflexión es una jornada de descanso, un descanso que ciertamente nos tenemos bien ganado. Ahora bien, este justificado hartazgo no debiera provocar los altos niveles de abstención que pronosticaron los últimos sondeos y que aún estamos a tiempo de contradecir. Madrid tiene muchos problemas pendientes de resolver, problemas que han engordado ostentosamente en estos meses de gobierno al ralentí, y para los que nos proponen recetas muy distintas.

Miren, sin ir más lejos, lo diferente que puede ser el tratamiento que apliquen según quién gobierne a la imparable escalada en los precios de la vivienda. Ese asunto constituye ahora mismo la pesadilla de decenas de miles de madrileños que no ven la forma de independizarse o crear un hogar porque sus ahorros crecen en progresión aritmética mientras los pisos lo hacen en progresión geométrica.

Otro aspecto que condiciona enormemente nuestra calidad de vida es el de la movilidad. Hay cálculos realmente espeluznantes sobre el tiempo y las energías que los ciudadanos de esta región quemamos cada día ya sea atascados en nuestro coche o combinando transportes públicos.

El PP tiene un discurso, el PSOE otro e Izquierda Unida el suyo particular. Lo mismo sucede con la inseguridad, un problema cada vez mas peliagudo, de difícil resolución con el actual marco legal, y en el que los partidos no sólo difieren en las recetas, sino también en el diagnóstico.

Otro tanto podríamos decir de la sanidad pública, la educación, el medioambiente y el largo etcétera de asuntos sobre los que el Gobierno regional tiene competencias que afectan directamente a nuestra existencia. Éstas son por sí solas razones suficientes para que mañana acudamos a las urnas y nos comprometamos expresando lo que queremos, pero no son las únicas. Piensen, por ejemplo, si es conveniente que los gobiernos de la Comunidad y del Ayuntamiento de Madrid tengan el mismo color o, por el contrario, les da más confianza que haya tensión entre ambas instituciones. Les recuerdo que Ruiz-Gallardón, siendo presidente regional, mermó en favor del Gobierno autonómico muchas de las competencias que tenía la Casa de la Villa, y ahora que es alcalde tendrá que visitar con más frecuencia de la que quisiera su antiguo despacho en la Puerta del Sol. Sin ánimo de liarles, les diré que las relaciones de don Alberto con Esperanza Aguirre, al margen de las apariencias, no son mucho mejores de las que tiene con Rafael Simancas, así que los conflictos institucionales están garantizados en ambos supuestos. La diferencia es que, si gobierna Simancas, las broncas tronarán en los medios de comunicación y en cambio si manda la señora Aguirre tratarán de lavar los trapos sucios en casa. Ustedes verán lo que prefieren.

Y una cosa más: aunque no nos guste lo que vimos y oímos este verano en el Parlamento regional, aunque en los partidos se cuelen seres deleznables y aunque estemos dolorosamente hartos de tanto mediocre y tanto chanchullo, en política hay personas que de verdad merecen la pena. Las hay en todos los colores e ideologías. Está en juego el futuro de Madrid. No dejen mañana de ir a votar y, a ser posible, acierten.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_