Los donantes 'tories' piden la cabeza de su líder, Duncan Smith

Iain Duncan Smith, líder del Partido Conservador británico, ha conseguido sobrevivir a la semana más dura desde que accedió al liderazgo tory en septiembre de 2001. Pero su problema es que cada semana es peor que la anterior. El partido vive una convulsión interna de tal envergadura que lo que eran rumores y críticas anónimas se han transformado en declaraciones públicas, incluso de dos poderosos donantes que han condicionado su generosidad a que Duncan Smith se vaya o al menos se aclare la situación.

El diario The Times abrió su edición de ayer asegurando que el veterano Kenneth Clarke, derrotado por Smith en la lucha por el liderazgo hace dos años y por William Hague en 1997, está otra vez dispuesto a presentarse. Pero él desmintió la noticia con cara de muy malas pulgas. "Es un sinsentido", dijo. "No he intervenido de ninguna manera en toda esa polémica sobre Iain Duncan Smith y no tengo intención de hacerlo", precisó.

Clarke fue en 2001 el candidato preferido de los parlamentarios tories, pero los 330.000 militantes que participaron en las primarias se decantaron con gran claridad por Duncan Smith. Hoy sigue teniendo el aprecio de la clase política, pero su oposición a la invasión de Irak y su talante europeísta parecen haberlo alejado aún más de la avejentada militancia conservadora.

Votación de confianza

Pero ni las negativas de Clarke ni las continuas declaraciones de Duncan Smith ratificando su voluntad de seguir van a acallar el creciente clamor para que convoque una votación de confianza en su liderazgo, como hizo John Major cuando los euroescépticos se rebelaron contra el Tratado de Maastricht. Smith se arriesga a que sea el grupo parlamentario quien convoque el plebiscito si él no lo hace. En un durísimo editorial, The Times afirmaba ayer que la situación ha llegado "a un punto de no retorno" y que la impresión de que es necesario un voto de confianza "es hoy más fuerte y más urgente que la semana pasada".

Smith llegó muy debilitado al congreso del partido en la ciudad de Blackpool, hace algo más de dos semanas. Su discurso enardeció entonces a las bases conservadoras, pero sus críticos concluyeron que su extraordinaria agresividad era la peor táctica para abrir brecha en el electorado moderado. Su posición se ha ido deteriorando aún más desde entonces. La semana siguiente se aceleró su calvario al ser acusado de pagar a su mujer un salario con dinero público por un trabajo de secretaria que ella ya no ejercía. Los soterrados comentarios de los críticos en su contra se han convertido en anónimo clamor en la prensa un día tras otro.

Y ahora se han sumado las voces de dos generosos donantes tories, John Madejski y Charles Wheeler, que piden que sea sustituido porque es incapaz de ganar las próximas elecciones. A un año y medio de las generales, o Duncan Smith cede o el partido ya no tendría margen de maniobra más adelante. Por eso muchos, al margen de su apoyo o sus críticas, creen que es básico fortalecerlo o sustituirlo ahora.