Rusia paraliza la construcción de un dique en la disputada isla de Crimea
Rusia y Ucrania se pusieron de acuerdo para tomar medidas con el fin de distender la situación surgida en torno a la isla de Tuzla, en el mar de Azov, pero no lograron un pacto en relación al problema fronterizo. Ucrania continúa insistiendo en que la frontera debe pasar por la superficie, mientras que Rusia es partidaria de una solución al estilo del mar Caspio, es decir, que los límites se delimiten por el fondo y las aguas sean de uso común para ambos países.
Los primeros ministros ruso, Mijaíl Kasiánov, y ucranio, Víktor Yakunóvich, resolvieron darse de dos a tres meses para ponerse de acuerdo sobre el estatus del mar de Azov y el estrecho de Kerch, que lo une con el mar Negro. Pero para evitar que las relaciones entre ambos países continúen empeorando debido a las acciones emprendidas por ambas partes en torno a Tuzla, decidieron que Ucrania retire de inmediato a los guardafronteras que habían desembarcado en esa isla y que Rusia suspenda la construcción del dique hasta que los especialistas ucranios se pronuncien. Los ecologistas de ambos países deberán decidir si el dique que los rusos construyen desde la península de Tamansk hacia Tuzla -oficialmente para impedir que el Azov siga perdiendo agua- debe ser alargado un poco más, llegar hasta la isla o permanecer en su actual estado.
Soberanía 'de facto'
Lo que ha quedado claro después de las conversaciones entre Kasiánov y Yakunóvich es que Rusia no reconoce ninguna frontera en el Azov y, por lo tanto, tampoco reconoce que el paso navegable por el estrecho de Kerch sea ucranio. Sin embargo, durante 12 años el Kremlin, de facto, había reconocido la soberanía de Ucrania tanto sobre Tuzla -el pequeño poblado que allí existe pertenece a un distrito ucranio y sus habitantes tienen pasaportes ucranios- y sobre el tramo del estrecho de Kerch que permite el paso de grandes embarcaciones, ya que los buques rusos pagaban a los ucranios para poder navegar desde el Azov al mar Negro.
No hay una explicación oficial de por qué Rusia ha decidido revisar su posición y dejar de reconocer que la isla y el canal pertenecen a Ucrania. Una razón podría ser el hecho de que la nueva política internacional de Kiev puede plantear problemas de seguridad para los rusos. Antes Ucrania era una aliada incondicional de Rusia, por lo que no tenía demasiada importancia quién controlaba el paso navegable por el estrecho de Kerch. Pero ahora, cuando Kiev mira hacia Europa y la OTAN, podría permitir a buques de la Alianza utilizar el estrecho de Kerch, con lo que Rusia se encontraría con que las aguas del Azov son surcadas por un potencial adversario.
"Hoy por hoy no existe una frontera ni una línea de demarcación entre nuestros países" en la zona del Azov, subrayó Kasiánov, agregando que "por eso, todo lo que allí se haga debe ser hecho con el acuerdo de ambas partes".
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