Inversiones multimillonarias en el metro madrileño

Las infraestructuras de Cataluña han sido las grandes perdedoras en la carrera de las inversiones, sobre todo, las del transporte público. La comunidad de Madrid ha destinado al metro 2.400 millones de euros más que el Gobierno catalán. Dicho de otro modo, cinco veces más desde 1991 hasta 2000 y 9,5 veces más en el año 2001, último ejercicio liquidado. El resultado lo resumió ayer Maria Antònia Monés: "Entre 1995 y 2002, Madrid ha construido 100 kilómetros de metro. En Barcelona, se han inaugurado sólo ocho". En euros, la diferencia final es de 2.127 millones más en Madrid que en Barcelona en el conjunto de infraestructuras ferroviarias (incluyendo metro y ferrocarril).

Pero no sólo el metro es el causante del déficit inversor en infraestructuras. El aeropuerto de Madrid también gana el de Barcelona por goleada, con años en los que las inversiones incluso superaban a los presupuestos, mientras que en Barcelona se quedaban lejos de lo previsto. La diferencia total de inversiones en el periodo que va de 1991 a 2002 es de casi 1.000 millones de euros a favor de Barajas.

El informe compara la comunidad de Madrid con la provincia de Barcelona, entre otros motivos porque resulta muy difícil disponer de datos respecto al área metropolitana de Barcelona. Los autores aportan algunos datos que, afirman, justifican esta decisión: la Comunidad de Madrid representa el 12,7% de la población española y su PIB es el 16,9%. La provincia de Barcelona supone el 11,8% de la población y el 14,2% del PIB. "La comparación de los ámbitos catalanes con Madrid no responde a un afán de contribuir a la polémica, sino al hecho de que Madrid es el ámbito de comparación, sobre todo con la provincia de Barcelona, por su similitud en términos económicos, demográficos y territoriales". Luego llegan las diferencias. Pese a la similitud de población y economía, Madrid recibe el 13,9% de la inversión liquidada del Gobierno central, mientras que la provincia de Barcelona se queda en el 6%. Si a ello se añade la escasa inversión del propio Gobierno catalán, el resultado es el que recoge el informe.