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VISTO / OÍDO
Columna
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Sexo libre y sociedad

Mi idea de la sociedad es que el matrimonio sea cuestión exclusiva de la pareja que lo pacte; no digo ante notario, porque no tendrán por qué existir. Me parece lógico mientras exista en su forma actual del Código Civil y toda la sociedad se apoye en lo que se llama (por el franquismo) "célula base", la herencia (que este neofranquismo desgrava para perpetuar las clases ricas: su aristocracia) y el gran tejido de araña de pensiones, beneficios sociales, estímulos al nacimiento... Puede que tarde un siglo, aunque no creo que tanto: ya hay principios, y el reconocimiento de las parejas de hecho, independientemente de su sexo, es un principio notable. Si me permito expresar esta utopía es precisamente porque la mayor parte de las utopías de fines del XIX y principios del XX se han ido cumpliendo. Los principios religiosos sólo han sido conservados por la parte que se beneficia de esas leyes, pero sin creer en ellas; y los civiles son tan antiguos como el Código de Napoleón. La protección a la familia tendrá que sustituirse por la ayuda mutua entre los individuos constituidos en sociedad libre. No sé bien cómo, pero son cosas posibles. Mientras tanto, mientras ese siglo que necesitan las ventajas evidentes en convertirse en situaciones reales, el matrimonio entre gays tendrá que ser aceptado por la sociedad, aunque estas parejas improductivas no les den beneficios. Digo improductivas porque todo estaba basado en la afluencia de nuevas vidas: las de las clases baratas, para el Ejército, el cultivo, la fábrica y la reproducción; las del poder, para la unión de fortunas, de tierras, de cargos políticos y militares (hoy mismo sucede así: prácticamente todo el Gobierno y su aparato está compuesto de herederos; toda la banca, gran parte del Ejército; el alto comercio).

Cambiará, claro, toda idea de lo "natural", que no es más que una palabra para la consolidación de un orden: lo que se ha ordenado y autorizado es "lo natural". Hará falta la verdadera igualdad hombre-mujer, la verdadera idea de que el ejercicio sexual es indiferente de cómo se haga, la de que la producción de vida es libre y de acuerdo entre dos personas... Son cosas que ya se saben pero no se practican. El hecho de saberlas es ya el principio de su establecimiento.

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