PÍLDORAS
Terapia génica y cáncer
Un grupo de investigadores franceses ha encontrado ahora una explicación para el grave contratiempo que padecieron dos pacientes sometidos a un procedimiento de terapia génica para tratar una grave enfermedad inmune (la inmunodeficiencia combinada severa X1 o SCID-X1), al desarrollar síndromes parecidos a la leucemia. Cuando el gen manipulado fue insertado en los genomas de los pacientes, al parecer activó un gen próximo con capacidad para promover el desarrollo de cáncer. Previamente, los científicos habían usado terapia génica para tratar a 10 pacientes con SCID-X1, que habían sido aislados en burbujas estériles para evitar cualquier amenaza a sus sistemas inmunológicos inexistentes. Casi tres años después del tratamiento, los linfocitos T de los dos pacientes más jóvenes empezaron a proliferar anormalmente. Los autores del presente trabajo, publicado en Science, han determinado que la inserción del gen sano en los dos pacientes más jóvenes del grupo tratado activó el oncogén LMO2, necesario para la producción de glóbulos rojos. Los pacientes recibieron tratamientos convencionales para la leucemia y se encuentran ahora en remisión clínica, según los investigadores.
Células madre e infarto
Infiltrar las propias células madre del paciente en una arteria coronaria varios días después de un infarto cardiaco acelera el proceso de curación y fortalece la capacidad de bombeo del corazón, según una nueva investigación que se publica en Circulation. Este estudio, realizado por el equipo de Andreas M. Zeither, de la Universidad de Francfort (Alemania), con un grupo reducido de pacientes corrobora investigaciones previas que indican que las células madre y progenitoras pueden reducir el daño provocado por un infarto de miocardio y, por consiguiente, reducir a su vez el aumento del tamaño del corazón y la insuficiencia cardiaca que a menudo se producen después de un accidente de este tipo. Los resultados indican que la terapia con células progenitoras aumenta la regeneración del ventrículo izquierdo tras el infarto.
Conjuntivitis alérgica
Casi el 20% de la población española padece conjuntivitis alérgica, enfermedad inflamatoria de la superficie ocular que se manifiesta con irritación en los ojos, picor y lagrimeo. En ocasiones, los enfermos que sufren estos síntomas se automedican, porque piensan que padecen conjuntivitis alérgica estacional (trastorno leve que aparece sobre todo en primavera y otoño por la reacción al polen, ácaros del polvo o epitelios de animales), desconociendo que estos síntomas son comunes a otros tipos de conjuntivitis alérgicas más graves. Entre ellas, destaca la atópica, que puede presentar daños en los párpados, en la conjuntiva (membrana que recubre parte del globo ocular) y la córnea, o la vernal (inflamación bitateral de la conjuntiva), cuyos síntomas se presentan todo el año. Según Miguel Ángel Teus, director médico del hospital Oftalmológico Internacional de Madrid, la automedicación y un diagnóstico erróneo son los principales enemigos del tratamiento de la conjuntivitis alérgica, porque pueden agravar este trastorno.
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