Riazor se enfrenta a su trauma
El Deportivo recibe al Mónaco ante un público todavía conmocionado por la muerte violenta de un hincha
El calendario brindó una pequeña tregua, pero hoy llegará el momento de examinar la magnitud del trauma que sacude al deportivismo. Dos semanas después de la muerte de un seguidor blanquiazul, tras las patadas recibidas por parte de un hincha de su propio equipo, el Deportivo se reencuentra con su público, todavía conmocionado por la tragedia y sin muchas ganas de fiesta.
En el plano futbolístico, el partido viene cargado de interés porque el Depor se enfrenta al líder de la Liga francesa, el Mónaco, y porque, de vencer, encauzaría casi definitivamente su pase a los octavos de final de la Liga de Campeones. Pero hay temor a que el estadio no se llene y falte el ánimo que aportaba siempre el sector juvenil de la grada.
"Para nosotros, es una incógnita cómo va a reaccionar el público", confesó ayer Luque, consciente, como toda la plantilla blanquiazul, de que el partido de esta noche estará teñido de luto. Los Riazor Blues, que ocupaban uno de los fondos del estadio, se han disuelto tras la muerte de Manuel Ríos. "Era lo mejor que podían hacer", opinó Luque, "pero lo notaremos porque animaban más que nadie, sobre todo en los momentos difíciles". Ya no se trata sólo de que muchos de los miembros de la disuelta peña, desolados por las consecuencias del radicalismo de algunos grupos crecidos en su seno, hayan anunciado que acallarán sus cánticos. También es probable que una parte de los jóvenes opte por desertar del estadio a la espera de que cicatrice la herida.
El entrenador, Javier Irureta, no oculta que le preocupan las circunstancias ambientales que rodean al partido. "Desde el mayor de los respetos por el adversario y por la muerte de nuestro aficionado, quiero recordar que el fútbol, a pesar de todo, es una fiesta", declaró el técnico; "por eso le pido a la gente que vaya al estadio con ese ánimo. Porque esa actitud no está reñida con el recuerdo de esa desgracia tan reciente".
La plantilla deportivista ya suscribió hace unos días un manifiesto "por un fútbol digno", promovido por peñas y sectores ciudadanos de A Coruña, en el que se insta a aficionados, dirigentes, futbolistas y periodistas a poner los medios para erradicar la violencia sin renunciar "al entusiasmo" ni "a la contagiosa ilusión que genera el fútbol". "El alma del club está herida. Vivimos una etapa de angustia. Transformarla en crítica constructiva es una obligación de todos", reza el texto del manifiesto, que aboga por recuperar "la esencia popular y festiva del fútbol" evitando actitudes "pretorianas".
El recuerdo de la tragedia de Santiago también ha movilizado a las autoridades, que, pese a que no se prevé la menor presencia de hinchas del Mónaco, han declarado el partido como de alto riesgo: 300 policías.
Deportivo: Molina; Manuel Pablo, Naybet, Andrade, Romero; Sergio, Duscher; Víctor, Valerón, Luque; y Tristán.
Mónaco: Roma; Squillaci, El Fakiri, Rodríguez, Evra; Giuly, Bernardi, Cisse, Rothen; Prso y Morientes.
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