Caballero Bonald relata en Sevilla las 'Aventuras de un lector del Quijote'
El autor jerezano ofrece una conferencia sobre la obra de Cervantes
El escritor José Manuel Caballero Bonald (Jerez, 1926) ofreció ayer una conferencia sobre las Aventuras de un lector del Quijote. Caballero Bonald participó en el ciclo Don Quijote en el reino de la fantasía, que, organizado por la Fundación Focus-Abengoa, se celebra en la Iglesia del Hospital de los Venerables de Sevilla. Caballero Bonald explicó que nunca creyó que Don Quijote fuera un loco.
"Tengo a gala haber sido un lector bastante precoz del Quijote o, mejor dicho, de unos determinados fragmentos del Quijote", evocó el autor de Toda la noche oyeron pasar pájaros. "A los 13 o 14 años mi profesor de literatura me proporcionó una edición del Quijote donde sólo figuraban sus hazañas más famosas y más directamente seductoras", agregó Caballero Bonald. El escritor lamentó la pérdida de ese libro en el que comenzó a navegar por las aguas de la novela cervantina.
"Con los años", Caballero Bonald ha visto "algunas de las otras selecciones del Quijote", pero opina que aquella que le facilitó su profesor fue ideal a la hora de "incentivar la imaginación". A pesar de que no es partidario de fragmentar las obras literarias para hacerlas más asequibles, el escritor jerezano tampoco puede "desaprobar esa antología". "En aquella primera aproximación al Quijote me quedó como un gusto incipiente por la lectura", dijo el autor de Ágata ojo de gato. Y lo que es más importante: un deseo y una fascinación por un libro "donde se asociaban las risas y el llanto, la bondad y la maldad...".
El Caballero de la Triste Figura entraba en la vida de un Caballero Bonald adolescente que se negaba a aceptar algunos de los tópicos que se adhieren al personaje. "Nunca quise aceptar que aquel caballero andante era exactamente un loco, sino un iluminado que, en oposición al realismo grosero de Sancho Panza, recorría el mundo luchando por un ideal: hacer justicia, proteger al desvalido...", recordó Caballero Bonald. "Todo lo demás", las distintas interpretaciones que a lo largo de los siglos se han dado al personaje cervantino sobraban. Don Quijote era un iluminado, a juicio del autor gaditano, que trataba de acabar con las injusticias que corroen el mundo. Su lucha era en defensa del débil y de todas aquellas causas que ennoblecen al ser humano.
Esta percepción no cambió con el transcurso del tiempo. "Ciertas sensaciones infantiles de lector apenas experimentan ninguna perceptible modificación con el paso de los años", añadió Caballero Bonald. Esto es lo que le ocurrió con la novela de Cervantes. El autor jerezano siguió pensando que Don Quijote "era un honroso paladín a quien todo le salía mal debido a su buena fe". "Me enojaba la mofa que suscitaban sus actos", agregó. La ingenuidad y credulidad del caballero le llevaban a "arremeter contra lo que consideraba un peligro para los indefensos". "Todavía me incomoda pensar en Don Quijote como si se tratara de un trastornado", aseveró el autor de La costumbre de vivir.
La lectura y relectura del Quijote "siempre proporciona un matiz sociológico, humorístico y literario que no había sido descubierto hasta entonces", explicó Caballero Bonald, que recordó las "innumerables hipótesis" propiciadas por la obra cervantina a lo largo de cuatro siglos.
"En la primera salida de su aldea Don Quijote vive algunas peripecias desastrosas por una sistemática confusión entre la realidad y la fantasía. La venta es un castillo; las mozas, unas hermosas damas; una bacía de barbero, el yelmo de Mambrino... Llega un momento en que de ser un caballero andante pasa a desdoblarse en otros personajes de ficción. Tras ser apaleado por los mercaderes, Don Quijote imagina ser consecutivamente otro. Ese desdoblamiento de la personalidad no vuelve a ocurrir en el Quijote", comentó Caballero Bonald.
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