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Reportaje:

Vuelve el 'gélido Tolia'

Anatoli Kárpov, de nuevo en Euskadi, juega unas simultáneas ante 25 personajes de la vida social vasca

Fausto Coppi fue el campionissimo porque a su lado tenía a otro gran ciclista, Gino Bartali. La leyenda de Bahamontes creció al mismo tiempo que su rivalidad con Jesús Loroño. Björn Borg fue grande gracias a sus duelos con John McEnroe. Y Gari Kaspárov llevará siempre pegado a su nombre el apellido de Kárpov. Sus partidas de ajedrez trascendían lo meramente deportivo. Bibao y Vitoria han disfrutado ayer y hoy de la presencia del 50% de esa dupla indisociable e irreconciliable.

Anatoli Kárpov viene de recreo. No disputará ninguna sesuda partida frente a otros grandes maestros. Su agenda es más lúdica, y sus adversarios tienen más nombre y pedigrí que posibilidades reales de darle un disgusto. "Ganará sin moverlas", anticipan los ajedrecistas expertos en una expresión propia de su jerga. El ex campeón del mundo jugará 25 simultáneas contra personajes de la vida cultural, social, política y deportiva del País Vasco, entre otros el futbolista Julen Guerrero, el alpinista Juanito Oiarzabal o el ciclista Iban Mayo.

Su agenda, no obstante, es apretada. Lo primero que hizo ayer, al llegar, fue visitar el palco de San Mamés para ver el partido del Athletic. De allí, se encaminó directamente a las afueras de Vitoria, a la sede de la asociación Ruta de Europa, donde le esperaba una rueda de prensa a las diez de la noche y, después, una cena en la que le homenajeó la Federación Vasca. El acto también sirvió para reconocer la labor de Jesús De la Fuente, uno de los mayores impulsores del ajedrez en el País Vasco y que también ha participado en el fichaje por un día de Kárpov. "Ha sido difícil y costosísimo traerlo", afirma el propio homenajeado.

Anoche, el ex campeón ruso durmió en un hotel de lujo de Vitoria y esta mañana se le espera en el palacio Euskalduna de Bilbao en la apertura de la quinta edición del torneo Villa de Bilbao, uno de los más prestigiosos de los organizados en España. Ya que no viene a competir, no se hace acompañar de la cohorte de analistas, preparadores, e incluso parapsicólogos de su época más gloriosa. En el campeonato no estará el eterno rival de Kárpov. En realidad, aquellas partidas tensas, políticas, espectaculares pasaron a la historia. Kárpov, a sus 52 años (12 más que Kaspárov), se ha visto relegado en el escalafón. Se mantiene entre los diez mejores del mundo, pero no al nivel de su máximo rival.

Su mejor momento ya pasó. Retuvo el título durante una década, con victorias como las dos frente al disidente ruso Víctor Korchnoi (1978 y 1981), lo cual le elevó a la categoría de héroe nacional y a recibir de Breznev la Orden del Trabajo. Pero apareció Kaspárov en 1985 y entonces pasó a ser el indiscutible número dos del ajedrez mundial. Su relación estuvo siempre envuelta de intrigas y polémicas, aunque casi siempre con un resultado favorable al azerbayano rebelde.

El gélido Tolia, como se le conoce, siempre quedó identificado con la vieja Unión Soviética, mientras que Kaspárov se preocupó de vincularse a la perestroika. Kárpov, sin embargo, no estaba tan anclado en el pasado como se le presentaba, pese a que su escasa preocupación por su aspecto y su inexpresividad puedan hacer pensar lo contrario. Él, un niño enfermizo pero con un cerebro privilegiado, estudió Económicas y ocupó un escaño en la Duma (el Parlamento ruso). Y todavía sigue dando lecciones de ajedrez.

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Locos por el ajedrez

Unas 2.000 personas practican de manera federada el ajedrez en el País Vasco, aunque "otras 5.000 juegan sin una ficha" y participan regularmente en distintos torneos, según datos del presidente de la federación vasca, Miguel Ángel Muela, quien afirma que Euskadi es la tercera autonomía con mayor potencial de España, tras Cataluña y Madrid.

Dos jugadores, el guipuzcoano Félix Izeta y el vizcaíno Txelu Fernández, poseen el título de gran maestro, el máximo grado en el ajedrez. Mario Gómez, de Santurtzi, también va camino de sumarse a este selecto grupo.

Euskadi, con casi cien equipos, destaca más por la formación de jugadores que por la economía y la competitividad de sus clubes. El Rey Ardid, fundado en 1946, es el decano en España y organiza el torneo Villa de Bilbao. "Nosotros apostamos por la cantera y tenemos el mejor profesorado", presume Muela.

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