Honestas tablas

El derby sevillano ofreció ayer un espectáculo hermoso y honesto. Ambos equipos empataron con sus armas y ofrecieron la emoción y belleza que son capaces de dar. Gracias.

El parón liguero parece haber licuado efervescencias en las cabezas de los jugadores de ambos equipos. Dos semanas hablando, comiendo, bebebineod y cenando con el derby tuvieron el efecto beneficiosos de relativizarlo. Algo que pierde el forofo irracional y agradece el amante del fútbol. Del que haya, y Sevilla y Betis ayer mostraron el fútbol que tienen de manera honesta sin alharacas sobre cracks -a los que aún les quedan algunas granizadas para llegar a merecer ese adjetivo si es que algún día lo merecen- o pérdidas de carácter, como le sucedía a los verdiblancos en anteriores nefrentamientos. Cada uno jugó a lo que sabe y puede. El Sevilla fue ordenado y el Betis romo.

Como siempre en este tipo de partidos, los comienzos fueron bastante rápidos y voluntariosos. Assunçao mostró una vez más que es una de las escasísimas armas que tiene (como si no se explica que Víctor Fernández le permitiera disparar a puerta una falta desde casi el centro del campo) y tiró a puerta a balón parado hasta en cuatro ocasiones en lkos primeroscinco minutos.

Víctor Fernández que jugó toda la semana a ocultar la titularidad de Tote, le puso como delantero falso. La apuesta era descolocar a la marmórea defensa sevillista a base de cruces y más cruces de Tote y Joaquín y, en menor medida de Denilson. No le funcionó en la primera parte debido al absentismo de Capi, un jugador que pasa por un bajón de forma profundísimo y que muchos se plantean qué hace ahí con Fernando (el salvador de la pasada temporada con 15 goles jugando en un puesto que nom es el suyo) comiendo pipas en le banquillo.

El Sevilla mantuvo su otreden intacto pese a los juegos tácticos de los béticos y llegó desaprovechar dos ocasiones clarísimas de gol. El uruguayo Hornos estrenaba un dúo uruguayo con Darío Silva en la delantera sevillista en el ataque tras golear en Copa al Cerro Reyes, pero le temblaron las piernas a la hora de matar al eterno enemigo de los sevillistas tras recibir dos buenísimos pases de la cabeza de Darío Silva.

La presión de Martí y las arrancadas de Baptista (al que cada jornada se le ve más cansado tras llegar de una de las ligas brasileñas) hacían daño y, con Capi en el limbo, tan solo Assunçao parecía capaz de hacer algo.

En el duelo de aprendices de crack sevillanos, Joaquín empezó bien e hizo un buen regate en su sitio a David sin consecuencias ni siquiera de ¡Uyyy! y una recuparación de balón que no pasó del centro del campo. En la segunda parte

Por su parte Reyes jugó a un nivel bastante superior, ayudado por un Varela al que se le nota demasiadoque es un extremo reconvertido y logró un golazo, rematando en el aire un centro de Daniel Alves- otro lateral manumilitari-.

El gol de Reyes recibió su réplica casi en el mismo minuto tras un centro de los eufimísticamente denominados en semifallo de Joaquín. A partir de ahí, la táctica de Víctor Fernández sí tuvo éxito y la poca picardía de Darío Silva, que perdió un balón fácil en su área ante Lembo y el fallo clamoroso de Javi Navarro facilitaron el gol de Tote.

Parecía que el Betis se lo iba a llevar todo por delante, pero el partido siguió en su línea de honestidad y el Sevilla aguantó el chaparrón ordenado y el Betis se perdió en fuegos de artificio, blando, incapaz de matar una presa ya casi degollada.

Antoñito sustituyó al uruguayo Hornos y sumó una muesca más en sus participaciones en los derbies y marcó un gol de astuto delantero.

El partido acabó revuelto con los jugadores agotados, pegándose golpes fruto del cansancio más que de la mala leche y esperando el pitido final con ansiedad. Ambos equipos se entregaron y dieron lo que tienen. Algo por lo tanto hermoso y honesto. Un precioso derby.