_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La luz

En setiembre se calentó la nevera; en octubre se ha helado la cocina eléctrica. Ya van dos técnicos de urgencias que, tras escarbar en la avería, diagnostican parejo: esto va a ser por la luz. Quieren decir que en cualquier subidón han perecido mis dos joyas de la línea blanca, nuevecitas y carísimas, orgullo del hogar contemporáneo.

A continuación las arreglan, cobran un Potosí, y aconsejan que reclame al seguro, cosa que hago primero sin problemas . La segunda vez rebota una respuesta no exenta de retintín: "Qué listos, los técnicos, siempre escudándose en la electricidad". Viene el perito, se remira las facturas y las piezas inservibles y pide un certificado de la compañía suministradora. La telefonista consulta su ordenador y pone voz de no he sido yo: "En esas fechas no se produjo ninguna incidencia". La aseguradora (condescendiente con unos buenos clientes sin apenas siniestros) abonará finalmente la mitad de la reparación.

El jueves pasado escuchaba en la radio al delegado de Iberdrola presumiendo de alta eficiencia y pidiendo "perdón" a sus antiguos colegas de prensa por no haberles proporcionado este verano ningún gran apagón que llevarse a los titulares, mientras países más ricos clamaban devorados por las tinieblas.

Vale, no será por eso por lo que aumente nuestro índice de natalidad, pero -ironías de la vida- las palabras del amigo Antonio Egea me tuvieron que llegar gracias al transistor con pilas, porque a esa hora fatídica (7.30 de la mañana) nos duchábamos a palpas en buena parte del barrio. Media hora inermes: sin despertador, ni café, ni tortilla, ni ascensor, ni coche, atrapado tras el portón.

Veremos cuántos cacharros acaban acusando la brusca huelga de megavatios. Y qué póliza me compensa a mí las toses, las aspirinas y los kleenex de mi niño que (y menos mal que aún no se afeita) ha tenido que correr a clase con el pelo chorreando, sin pasar por el secador. Ese que, según los anuncios de la Energía Verde, hace que un prado se llene de flores...

PD: Apaga y vámonos. Manuel Vázquez Montalbán. Adiós. Y gracias.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_