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Reportaje:

Unidos en la cordura

Directivos y jugadores del Sevilla y el Betis preparan el ambiente para un 'derby' sin incidentes

El fútbol en Sevilla está dentro del abanico de los ingredientes que componen la pasión por la vida para muchos ciudadanos. Los partidarios del Sevilla o el Betis solían convertir los días previos al enfrentamiento mutuo en un caudal de chistes y baladronadas de tasca de tal calidad que casi daba igual quien ganara. Un personal ejercicio de sofismo futbolero, de gusto por la confrontación de verbos e ingenios que en los últimos años ha perdido terreno frente a la cara negra del forofismo, frente a los que defienden sus argumentos o sus sinrazones a golpes.

En marzo de 2002, un aficionado bético fue detenido en el estadio Ruiz de Lopera por lanzar pequeños cohetes pirotécnicos contra la grada en la que estaban los aficionados sevillistas. En octubre de ese mismo año, cuatro personas -entre ellas un menor que ha pasado ocho meses recluido por ello- fueron juzgados por apalear con una muleta a un guardia de seguridad del estadio. Otro aficionado sevillista también acabó en los calabozos tras saltar, completamente borracho, al terreno de juego e intentar agredir al portero bético Prats.

En temporadas anteriores hubo lanzamiento de objetos contra el cuadro arbitral e incluso se encontró un cuchillo de grandes dimensiones en el césped de uno de los fondos en el estadio sevillista.

Con vistas al derby de mañana en el Sánchez Pizjuán, la Subdelegación del Gobierno en Sevilla ha preparado un operativo en el que participarán 254 agentes del Cuerpo Nacional de Policía -la gran mayoría de ellos, del cuerpo antidisturbios, junto a a una treintena a caballo, veinte en moto, cuatro guías caninos, un helicóptero y varios secretas-, 56 policías locales y cerca de 160 vigilantes de seguridad privada en el interior del campo. Además, el Sevilla ha colocado hasta media docena de arcos detectores de metales por los que tendrán que pasar tanto los aficionados como los periodistas.

El operativo policial no difiere en lo esencial de los adoptados en estas citas en temporadas anteriores. El Cuerpo Nacional de Policía vigilará y controlará a los aficionados más violentos del Betis, los Supporters Sur, desde la mañana y les escoltará desde sus lugares de reunión habituales hasta el estadio, tanto a su entrada como a su a la finalización del encuentro.

Por orden de la policía, se ha prohibido a los bares de los alrededores del Sánchez Pizjuán, en el barrio de Nervión, que coloquen mesas o veladores en la calle para evitar los más que probables roces. Los aficionados radicales sevillistas, Biris Norte, se suelen congregar en algunos de estos establecimientos varias horas antes de los partidos. En el primero de esta temporada, en el Sánchez Pizjuán, en el que se enfrentaban el Sevilla y el Atlético, un menor fue apuñalado como consecuencia de una bronca entre seguidores de uno y otro equipo en uno de esos locales.

Una de las medidas que más han agradado a los responsables de la seguridad en el derby es la decisión de la directiva sevillista de fijar el precio de le entrada más barata en 60 euros. La policía cree que eso facilitará su trabajo, ya que espera que a muchos aficionados no les llegue para pagar la entrada y se queden en sus casas o en un bar con sus afines futbolísticos.

En la temporada pasada el Betis tomó una decisión similar, aunque bastante más discutible, y convirtió el derby sevillano en una función privada para los abonados béticos al no sacar entradas a la venta.

En esta ocasión, la muerte de un aficionado deportivista en la última eliminatoria copera de su equipo, en Santiago de Compostela, parece haber insuflado cordura a ambas directivas y plantillas y hasta se han escuchado piropos de Ruiz de Lopera y José María del Nido hacia la afición del otro equipo. Fútbol sin mordiscos, como nunca tuvo que dejar de serlo.

En Algeciras, mañana, se vivirá también un encuentro de rivalidad entre ciudades con el enfrentamiento entre el equipo local y el de la capital provincial, el Cádiz, informa Cándido Romaguera. Unos 60 policías nacionales, 30 guardias jurados y diez agentes locales velarán por que el fútbol no absorba peleas políticas.

Un directivo sevillista pasa bajo uno  de los arcos detectores de metales instalados en el Pizjuán para el <i>derby.</i>
Un directivo sevillista pasa bajo uno de los arcos detectores de metales instalados en el Pizjuán para el derby.A. R.

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