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TEATRO

El jardín zen de Robert Lepage

Javier Vallejo

El escenario de La trilogía de los dragones, uno de los principales espectáculos que se presentan en el Festival de Otoño de Madrid, es un rectángulo de arena de 110 metros cuadrados, que se ha instalado en un plató de rodaje de El Álamo, población del extremo suroeste de la región. En 1986, cuando el Théâtre Repère estrenó este espectáculo en Canadá, Robert Lepage, su director, era un perfecto desconocido fuera de Quebec. Cuatro años después, Lepage y su trilogía habían dado la vuelta al mundo. El teatro del milagro, tituló un crítico británico su reseña. Se refería a que en seis horas, el director condensa la vida de dos primas quebequesas, Jeanne y Françoise Morin, desde los 12 años hasta el fin de sus días, y a través suyo repasa tres cuartos de siglo de la historia de Canadá, país donde colisionan culturas tan dispares como la francesa, la británica y la china. Seis horas: lo que dura Hamlet cuando se representa íntegro. Teatro del milagro, también, porque con una cabina de madera por toda escenografía, sus ocho intérpretes trasladan al espectador a través de decenas de escenarios: de un laberinto subterráneo a Hiroshima, de la intimidad del hogar de Françoise a un cuartel británico durante la II Guerra Mundial, del hospital para enfermos mentales donde entierran viva a la hija de Jeanne a una casa de té en Japón. Lepage y compañía recrean estos lugares con un repertorio de recursos cuya matriz se encuentra en el teatro isabelino y en el del Siglo de Oro, cuando los mejores actores estaban acostumbrados a definir sin más herramientas que su actuación los mil y un espacios propuestos por los autores. Lo hacía jugando a fondo, como jugaban hace unos pocos años Els Joglars en Columbi Lapsus.

La trilogía de los dragones

es resultado de nueve meses de trabajo de investigación compartida entre Lepage y los actores del montaje original: Marie Brassard, Jean Casault, Lorraine Coté, Maire Gignac y Marie Michaud, coautores de la obra, escrita a pie de escenario en francés e inglés, con fragmentos en chino y japonés (todo el texto se ha sobretitulado en castellano para las funciones del Festival de Otoño). Las tres partes en que se divide se refieren a los dragones rojo, verde y blanco del Mah Jong, juego milenario en el que sus participantes manejan fichas grabadas con, entre otros símbolos, los cuatro puntos cardinales y las cuatro estaciones. El escenario de La trilogía es el tablero de una partida que dura lo que la vida de sus protagonistas, y que acaba en el mismo punto que comenzó, con idénticas palabras y gestos. La obra es circular, como un jardín zen. La espiral trazada sobre la arena surca ilusiones intactas, amores que florecen y que se disuelven, llamas que se extinguen. En muchos momentos, el contraste descarnado entre lo que los personajes desearon para sí y lo que el paso de los años les deparó recuerda el dibujo emocional de La herida del tiempo, de Priestley. Pero en La trilogía todo sucede deprisa, muy deprisa, para que en el lapso de su representación quepan 75 años de vida y de historia, Oriente y Occidente, lo grande y lo pequeño: en una de las 48 escenas, Françoise escribe a Jeanne que su marido no pierde ocasión de decirle que es la mujer más guapa de Canadá, a pesar de lo mucho que llevan casados; en la siguiente, nos enteramos, de pasada, de que ya se han separado.

Cuando se estrenó, en 1986, este espectáculo de Lepage duraba 90 minutos. Después, el director y el Théâtre Repère presentaron una versión de tres horas, y luego una de seis, que finalmente recortó a la mitad. Decidido a reponerlo, ya con otro reparto, Lepage optó por volver a la versión extensa, que se ha estrenado este verano en el Festival de Montreal y desde entonces ha viajado al Berliner Festspiele, al festival francófono de Limoges y a Zagreb. Como en la original, en la versión actual hay humor, buenas dosis de melodrama, algunas lecciones de historia, una veta de filosofía oriental u orientalizante (por ejemplo, se deja entrever que las cosas importantes suceden tanto o más por sincronía que por ley de causa y efecto), bellas metáforas visuales y un trabajo generoso de cuatro actrices y cuatro actores que interpretan más de treinta personajes.

La trilogía de los dragones. Plató 2 de los Estudios El Álamo. El Álamo (Madrid). 21, 23, 24 y 25 de octubre. A las 18.00.

Un ensayo de 'La trilogía de los dragones'.
Un ensayo de 'La trilogía de los dragones'.

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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