Carles Congost ironiza en Bilbao arte sobre el papel social del videocreador
Su audiovisual 'Un mystique determinado' se presenta hoy
¿Qué lugar ocupa el videoartista en un país como España? Carles Congost (Olot, Girona, 1970) sabe por su propia experiencia que es muy difícil responder a esa pregunta y ha decidido ironizar sobre el papel social representado por los artistas que se expresan a través medios audiovisuales. El resultado es el vídeo Un mystique determinado, de 19 minutos de duración, que se proyecta a partir de hoy en Bilbao arte (Urazurrutia, 32).
Un mystique determinado juega con el formato de las películas musicales. Su protagonista es un futbolista que decide convertirse en videocreador. "Creo una situación absurda exagerando la idea del arte como un don, un encantamiento, algo mágico, que sufre el creador", decía ayer Congost mientras sobre la pared de la sala de exposiciones de Bilbao arte se proyectaba su pieza. "No es una parodia, sino una sátira sobre lo que el arte contemporáneo representa y no se puede hacer una crítica del entorno sin reírme de uno mismo", agrega.
Congost defiende que el videoartista carece de un papel definido en el panorama español. "El futbolista tiene claro su sitio: está relacionado con el triunfo, el dinero, el éxito de masas. Con el videoartista, en cambio, no se sabe cuál es su lugar. Es un incomprendido que levanta las sospechas de los demás. Se le tolera, se le acepta, pero porque no hay más remedio".
El comisario de la exposición, Xabier Arakistain, señala que Congost habla en su obra del proceso de socialización en la adolescencia para abarcar así todos los conflictos. "No es nada ñoño ni autocomplaciente", subraya. "Él mira a los iconos adolescentes desde un punto de vista original, el opuesto al que utiliza la industria del espectáculo y la publicidad".
La situación de Congost dista mucho de ser tan incomprendida como él describe. Su obra ha sido seleccionada en los últimos meses para exposiciones de gran relevancia. A Bad Boys, presentada en la última Bienal de Venecia, se ha sumado su participación en El Real Viaje Real, muestra que presenta estos días en el P.S.1, centro perteneciente al MOMA de Nueva York, la nueva generación de artistas españoles.
Un mystique determinado cuenta con música original del dúo de pop electrónico Astrud. "Astrud es mi grupo favorito y que escribieran música para mí ha resultado muy satisfactaorio", señala el artista. En este caso, las canciones que se van sucediendo en el vídeo marcan la narración, pero la música es siempre importante en la obra de Congost. "Incluso cuando no hay sonido o en las fotografías, la música está presente en mi obra", especifica. "Las canciones pop tienen un lenguaje tan rico como cualquier otra disciplina artística".
Congost entiende que la crítica le haya etiquetado como un artista neo-pop. "Objetivamente, mi obra es neo-pop porque uso la estética pop, pero no con un sentido histórico", explica. "Está bien que los que ven la obra desde fuera lo piensen, pero yo nunca me lo he planteado".
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