_
_
_
_
Reportaje:FÚTBOL | Internacional

Sexo, drogas y alcohol

Inglaterra es un volcán tras varias acusaciones de abusos, borracheras que derivan en peleas y las amenazas de los internacionales

Las acusaciones de violación que han dejado de momento a tres jugadores de la Premier en libertad bajo fianza, la amenaza de plante de la selección en defensa de su colega Rio Ferdinand, suspendido de manera cautelar por la Asociación de Fútbol (FA) por saltarse un control antidopaje, y la coincidencia de varias trifulcas dentro, pero sobre todo fuera del terreno de juego, han abierto un debate nacional sobre el fútbol en Inglaterra. Un debate en el que se cuestiona desde los conflictos de intereses que pueden afectar a la FA y las causas de su mala gestión del caso Ferdinand hasta las consecuencias que está teniendo en este deporte y en el comportamiento de sus deportistas la masiva entrada de dinero.

Muchos jóvenes de origen humilde no han sabido digerir el hecho de ser millonarios

La justicia dirá si hubo o no una violación múltiple de una joven de 17 años en la noche del 26 de septiembre, pero el incidente ha permitido desvelar algunos llamativos usos y costumbres de las jóvenes estrellas del fútbol inglés, que llevan una vida cada vez más parecida a la de los actores de cine o las estrellas de la canción. "Les encanta meterse en problemas juntos. Incluso les gusta verse los unos a los otros haciendo sexo. Eso se debe a que en el fútbol inglés existe la costumbre de entender la bebida y el sexo en grupo como una manera de fortalecer el espíritu de equipo", escribe Simon Kuper en el Financial Times. A su juicio eso no es completamente nuevo. En los ochenta, Bryan Robson fomentaba las borracheras en grupo cuando era capitán del Manchester United y a George Graham, el estricto manager del Arsenal, no le importaba que sus dos jugadores estrella fueran alcohólicos (Tony Adams y Paul Merson). En 1999, el entrenador del Aston Villa, John Gregory, dijo que le daba igual que sus jugadores se descerebraran por la noche si luego eran los mejores en los partidos.

La prensa evoca estos días numerosos casos conflictivos, desde fiestas navideñas no aptas para menores en el Liverpool y el West Ham hasta jugadores conduciendo bebidos (James Beattie, Seth Jonson, Eric Bakke, Rio Ferdinand), problemas con drogas (Mark Bosnich, Paul Merson) o violencia doméstica (Paul Gascoigne, Stan Collymore). Y peleas. Muchas peleas. Esta semana pasada, la justicia ha impuesto una multa de 750 libras (1.000 euros) a Craig Bellamy, el temperamental jugador del Newcastle, por pelearse en las puertas de un bar. El 11 de septiembre de 2001, varios jugadores del Chelsea se enzarzaron con un grupo de turistas americanos de los que se burlaban pocas horas después del atentado a las Torres Gemelas. El año pasado, tres jugadores del Leeds fueron condenados por darle una paliza a un joven indio.

La opinión mayoritaria es que la culpa de todo esto lo tiene el dinero, lo que el comentarista Geffrey Wheatcroft denomina "la asombrosa explosión de sueldos del último decenio". Y se extiende el estereotipo de que los jóvenes de origen humilde y escasa educación no han sabido digerir el hecho de ser millonarios de la noche a la mañana, con sueldos semanales que la mayoría de los aficionados no ganan en un año entero de trabajo.

Hay voces discordantes. La comentarista política Polly Toynbee discrepa desde las páginas del Guardian: "Por lo menos los jugadores, como las estrellas del rock, ganan su dinero en un mercado genuino", enfatiza, y recuerda que los altos ejecutivos de las empresas ganan una media de 1,3 millones de libras al año (1,83 millones de euros). "¿Para hacer qué?", se pregunta. "Nadie lo sabe. Muchos ni siquiera hacen un buen trabajo. El éxito o fracaso de sus compañías puede o puede no deberse a lo que ellos hacen", se contesta ella misma.

En el caso Ferdinand y el plante de sus compañeros, la prensa critica al jugador por saltarse el control antidopaje, a sus compañeros por saltar en su defensa sin reparar en la importancia de la falta cometida y a la Asociación de Fútbol (FA) por tardar tres semanas desde que el caso estalló el 23 de septiembre hasta empezar a estudiarlo de manera oficial, este lunes.

Nadie está a salvo estos días. Tampoco los entrenadores. El diario The Independent recordaba que media docena de los más notables entrenadores son accionistas de la compañía del principal intermediario futbolístico del país. Y, cuando un reportero de la BBC intentó plantear al veterano y respetado Bobby Robson una pregunta sobre sus empresas, fue expulsado de la sala de prensa.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_