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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Muñoz Zamora

Los últimos rescoldos de una llama que durante décadas mantuvieron vivas las esperanzas de una España diferente, se van apagando con su muerte. Y apenas calientan ya, que pocos quedan como Antonio Muñoz Zamora para alentarlas. Tenaz y entrañable sería su mejor epitafio. Porque forjó en la coherencia su talante, esa virtud tan olvidada hoy en día.

Porque dedicó su vida al noble empeño de mantener vivo el recuerdo de algo que, como el tiempo que pasó en Mauthausen, nunca jamás debiera caer en el olvido.

Frágil, menudo, liviano, incapaz de ocupar el espacio de los demás pero siempre estando allá donde su voz pudiera ser oída, la voz de la memoria, la voz de la conciencia.

Yo me atrevería a decir algo terrible, incomprensible para aquellos que no le conocieron, pero quizá llegó un momento en el que para Antonio se convirtió el recuerdo en el recuerdo de "su querido Mauthausen".

Porque aquel horror, L'univers de l'horreur, le permitió demostrar que aún quedaban en el mundo personas que, como él, jamás olvidarían a tatos compañeros muertos, tanto sufrimiento y tanta sinrazón.

Pocas gentes podrían confesar como Antonio que "ha vivido", no solamente por los avatares y sufrimientos de su juventud, sino por poder justificar su existencia, con el orgullo de haberla dedicado a luchar contra lo irracional que algunas veces puede manifestarse en el ser humano.

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¿Cómo decirte adiós, querido Antonio?

Ahora, casi 60 años después, cuando contemple las guerras y atropellos que el fuerte de siempre sigue cometiendo, cuando las vejaciones hacia los humildes, como tú las padeciste, sigan produciéndose en esta hipócrita sociedad en la que estamos inmersos, tu figura de acero, tu voz y tu denuncia, tu talante y tu coherencia seguirán vivos en mí, compañero republicano.

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