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Reportaje:DEBATE SOBRE LA TELEVISIÓN PÚBLICA

Tormenta en 'prime time'

En la cuidada y medida agenda diseñada por el Ejecutivo andaluz para el último cuatrimestre de la legislatura que agoniza están planificadas muchas acciones de gobierno, plazos de presentación de leyes y hasta esbozos de por dónde puede atacar el Partido Popular. El qué, el cómo y el cuándo de lo que se quiere hacer está todo incluido en un guión en el que no caben contradicciones ni concesiones a sus adversarios políticos. Y en éstas estaban los socialistas cuando el consejero de la Presidencia, Gaspar Zarrías, afirmó a EL PAÍS el domingo día 5: "Hay algunas horas en la programación de las televisiones, incluida Canal Sur, que son algo más que bochornosas".

Cuando leyeron estas declaraciones muchos dirigentes del PSOE esbozaron una sonrisa porque Zarrías es, entre otras cosas, el responsable político de la Radio y Televisión de Andalucía (RTVA), una empresa pública en la que trabajan unos 1.500 trabajadores. 72 horas más tarde, el director general de la RTVA, Rafael Camacho, atribuyó las opiniones de la autoridad política a la que está vinculado el ente a un repentino ataque de oportunismo: "Ha querido quedar bien y ha dicho eso para quedar bien", le dijo al diario Abc. Las sonrisas de los socialistas se convirtieron entonces en muecas, porque una de las cosas más asumidas en la cultura de este partido es que no se ponen apostillas a las declaraciones de un jefe. "El que el consejero de la Presidencia se equivoque no es una cuestión de debate. Te callas y te aguantas". Esta opinión, de un alto cargo del PSOE, es compartida por todas las fuentes consultadas de esta formación, las cuales, al mismo tiempo, comparten la opinión de Camacho, aunque añaden: "Tiene razón, pero no lo puede decir".

"El que el consejero se equivoque no es una cuestión de debate. Te callas y te aguantas"
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Rafael Camacho se apresuró ese día a matizar sus declaraciones que consideró sacadas fuera de contexto pero también "inoportunas" y, por primera vez en los tres años y medio que lleva en el cargo, envió un correo interno a los directivos de la casa para tranquilizarlos y evitar las banderías internas. El rifirrafe no ha ido a mayores y no tendrá, asegura un dirigente, consecuencias "a corto plazo".

Lo que no han podido evitar es que el asunto salte a primera página, habida cuenta de que el resto de los partidos, especialmente el PP, han aprovechado el traspié para arremeter con ferocidad contra la programación de Canal Sur. Además, la polémica en torno a la telebasura es un debate muy presente en la actualidad en todos los círculos sociales, después de un verano subido de tono en el que las noticias políticas se han mezclado con los programas del corazón más lacerantes tras el escándalo de la moción de censura de Marbella. La pregunta surge de inmediato: ¿Canal Sur es un ejemplo de telebasura? Rafael Camacho dice que tal asociación es una "infamia" e invita al experimento de hacer zapping en la misma franja horaria entre el resto de las televisiones públicas, nacionales, autonómicas y locales. Eso no quita para que reconociera en el Parlamento que se han producido algunos instantes no deseados por los que incluso pidió perdón.

Lo que más lamentan los socialistas es haber dado pie a que la oposición cargue contra la gestión de la empresa pública, pida destituciones y mezcle la programación con la "manipulación" de los informativos. De hecho, el PP no tardó ni un día en hacer público un informe de elaboración propia sobre la presencia de los políticos. Respecto a la programación, el PSOE recuerda, por ejemplo, que la RTVA fue la primera televisión pública que eliminó fulminantemente de su parrilla a Tómbola. Sobre los informativos, que la única televisión que la Audiencia Nacional ha condenado por manipulación es TVE, controlada por el PP.

En cualquier caso, es difícil aventurar si el desencuentro entre el consejero y el director general tendrá consecuencias en el largo plazo, pues hay unas elecciones autonómicas por medio y la formación del próximo Gobierno. Zarrías y Camacho son, además, amigos personales. Precisamente del director general de la RTVA y ex portavoz del Gobierno andaluz aprendió el consejero de la Presidencia que, en materia de comunicación, como en el Ejército, "orden y contraorden es igual a desorden".

Para el PSOE, el caso está más que cerrado. Entre otros motivos porque está empeñado en presentar antes de que termine este mes el proyecto de ley del Consejo Audiovisual. Esta promesa ya figuró en el programa electoral socialista y ha sido rescatada en el último tramo -después de descartarla con el argumento de que es más congruente una marco regulador estatal- para demostrar de manera palmaria que hay "un compromiso" con el documento elaborado por el comité asesor de la segunda modernización, tal y como reconoció el presidente de la Junta, Manuel Chaves, hace una semana. El líder federal del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, no es ajeno a esta iniciativa de Chaves que también va a incluir en su programa electoral.

En Presidencia se trabaja desde entonces en la ley de creación del Consejo, que se elegirá por mayoría cualificada y será de extracción parlamentaria. "El texto va muy en serio y en línea con el órgano que existe en Cataluña", dotado de competencias sancionadoras y amplias facultades sobre los contenidos de la televisión. A nadie se le escapa que el Consejo Audiovisual no es una varita mágica con la que de forma automática desaparecerá la chabacanería y la telebasura.

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