Lo siento, Manuel

Lo siento, porque estás muerto. Lo siento, porque a nadie le importa. Lo siento, porque la moneda cayó de canto. Lo siento, porque tu muerte no servirá para nada. Lo siento, porque hoy tendrás un homenaje y el domingo te habremos olvidado. Lo siento, porque sólo eres un número en una estadística. Lo siento, porque nadie entonará el mea culpa. Lo siento, porque la culpa es de otro. Lo siento, porque tu familia las pasará canutas para seguir

adelante. Lo siento, porque hay demasiado dinero de por medio. Lo siento, porque el próximo campo que pises será el camposanto. Lo siento, porque tus asesinos tendrán un abogado estupendo. Lo siento, porque no montarás en el AVE. Lo siento, porque te perderás la Semana Fantástica. Lo siento, porque sólo serás una crónica en los telediarios. Lo siento, porque ya somos europeos. Lo siento, porque España va bien. Lo siento, porque la soberbia nos impide reconocer nuestros errores. Lo siento, porque así educamos a nuestros hijos. Lo siento, porque nunca verás a los tuyos. Lo siento, porque la muerte es para siempre. Lo siento, porque con tu vida te has llevado un trocito de la mía. Lo siento, porque no puedo gritar más. Lo siento, Manuel, lo siento.