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El registro de una mezquita desata la violencia en el mayor barrio chií de Bagdad

Dos soldados estadounidenses mueren en una emboscada en la antigua Ciudad Sadam

Ramón Lobo

Soldados estadounidenses y la milicia del imam radical Murtada al Sader intercambiaron disparos en la madrugada del viernes en Ciudad Sader, un barrio marginal chií de Bagdad. Es la primera vez que el autodenominado Ejército del Mahdi se enfrenta a las tropas ocupantes. Dos milicianos resultaron muertos y otros cuatro heridos. En la mañana de ayer, durante el funeral, el portavoz del imam Abdelhadi Abdelrayi llamó criminales y malditos a los norteamericanos y les advirtió contra la tentación de regresar al barrio: "Ésta es una ciudad sagrada. Si vuelven por aquí, recibirán una lección inolvidable".

Fue una noche violenta tras una jornada violenta en un distrito en el que sobreviven hacinados en medio de la basura más de un millón y medio de personas. Horas después de que un coche bomba matara a nueve personas delante de una comisaría de policía de Ciudad Sader (llamada antes Ciudad Sadam), dos soldados estadounidenses de la 1ª División Blindada perdieron la vida en una emboscada. Otros cuatro resultaron heridos en la misma acción. Son ya 94 los militares de EE UU muertos en atentados y ataques de la llamada resistencia desde que el presidente George W. Bush declarara el 1 de mayo el final de las hostilidades. Fuentes estadounidenses en Bagdad informaron de que la emboscada se produjo en las calles de Ciudad Sader, sin añadir más detalles ni especificar el lugar exacto.

Al caer la tarde, en una intervención diferente, un carro de combate, numerosos vehículos de apoyo y un helicóptero penetraron en el mismo barrio chií donde crece la influencia del imam Murtada al Sader. Su misión era registrar la mezquita de este clérigo musulmán en busca de armas. Miles de seguidores rodearon el templo para impedir la inspección. Los militares se retiraron sin incidentes. De madrugada, cuando la gente dormía, regresaron al lugar y se produjo un tiroteo entre los soldados y los milicianos que defendían la mezquita.

El funeral por los dos miembros del Ejército del Mahdi, una reciente creación del imam para exigir, en teoría por medios pacíficos, la expulsión de los ocupantes, se celebró ayer a mediodía. Unos diez mil seguidores ocuparon la explanada frente a la mezquita. Decenas de banderas negras y verdes ondeaban en los edificios. Los seguidores más encendidos bisbiseaban en corros los sucesos de la madrugada. "Venían a buscar armas. No tenemos armas allí dentro", decía uno de ellos, que se negó a revelar su nombre. Cerca de él, agentes del Ejército del Mahdi pululaban entre la gente exhibiendo sin pudor su armamento: Kaláshnikov y pistolas en mano con los que animaban a los fieles a corear proclamas contra el invasor.

Armas y explosivos

El portavoz del imam, que jamás se traslada de su mezquita en Kufa a Ciudad Sader, Abdelhadi Abdelrayi, pronunció un discurso duro en el que describió cada una de las afrentas infligidas por los estadounidenses en la última semana, como la detención del clérigo Muayad al Jazrayi de la mezquita de Beia, también seguidor de Murtada, donde hallaron armas y explosivos. Entre las proclamas del portavoz destacó la advertencia a las tropas ocupantes para que no regresen al barrio. Existe un pacto -los chiíes aseguran que es un compromiso político- para que las tropas de EE UU no patrullen dentro de Ciudad Sader y que dejen la seguridad en manos de sus propios habitantes, pero ésta ha sido asumida por las milicias de Murtada, el imam más crítico con la presencia extranjera.El prestigio social de este clérigo le viene de su padre, Mohamed al Sader (que da nombre a la barriada), asesinado por orden de Sadam en 1999.

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La llegada de los dos féretros cubiertos con banderas del islam fue acogida con grandes muestras de dolor y gritos contra EE UU. Abdelhadi Abdelrayi pidió calma a sus seguidores, les exhortó a no hablar con los periodistas para evitar malas interpretaciones y pidió un cortejo fúnebre pacífico. Lo tuvo, una ristra de automóviles y personas desfilaron por la avenida hasta el límite del distrito. Siguieron los familiares hasta las ciudades santas del chiísmo, Kerbala y Nayaf. Atrás quedó una polvareda y la sensación de que algo muy grave acababa de suceder. Se ha pasado de las palabras a las armas.

Mientras, dos empleados de una empresa petrolera murieron ayer y otros cuatro resultaron heridos anoche cerca de Kirkuk (250 kilómetros al norte de Bagdad), al estallar una bomba al paso de su autobús, informa France Presse.

Un hombre armado vigila la salida de los fieles del rezo del viernes, ayer en Ciudad Sader, en Bagdad.
Un hombre armado vigila la salida de los fieles del rezo del viernes, ayer en Ciudad Sader, en Bagdad.AP

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