Tapaderas
El cadáver de un niño destrozado por un obús israelí, en el Sur del Líbano, es el logotipo de la democracia oriental de Ariel Sharon; el caos y la devastación de Irak, es el de la democracia occidental de Bush; la atónita orfandad de un Aznar abrazado a los restos del probable naufragio de Niza, es el del patriotismo constitucional de nuestra derecha. Toda esta iconografía inquietante, casi onírica y bestial está en la maestría de El Bosco, y en la concepción de una democracia nutrida en el orden y la seguridad, como sustancias supremas, una vez aniquiladas la libertad y la palabra. El Mediterráneo, de un mar de pilotos, comerciantes, aventureros y piratas, ha dado en un mar de centinelas integristas: en un extremo, el terrorismo de Estado, y en el otro un país que ya no llega a fin de mes, y donde la corrupción de los poderes y de las finanzas tienen licencia para despojar, sin contemplaciones.
Para combatir el terrorismo desesperado y suicida de unos pocos, se practica el terrorismo de un ejercito regular y de una poderosa fuerza aérea, capaz de bombardear un campamento de refugiados en territorio sirio y de arrasar aldeas libanesas. Para ocupar militarmente las viejas civilizaciones y sus manantiales de petróleo, se inventan mentiras con el mayor descaro, y se busca la complicidad de los más débiles y arrogantes. Que siempre hay tiempo, más tarde, para darles un buen puntapié en el trasero. Para actuar con toda garantía, Bush ha colocado en uno de los extremos a un viejo genocida; y en el otro, a un párvulo de política exterior, que pretende que Europa rece el rosario unida. Patética alianza de quienes van a salir, y pronto, de la historia, para pasar al anecdotario del disparate, sin tapaderas ni excusas, para tanto desmán. Pero, ¿quiénes son estos hombres que han señalado el bien y el mal de acuerdo con sus conveniencias e intereses?, ¿Quiénes son estos hombres que se han atrevido a destruir ciudades, ríos, caricias, jardines, criaturas, esperanzas, cárdenos crepúsculos de Babilonia?, ¿Quiénes son? Dentro de ellos, ya está la sentencia.