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Reportaje:

Un dolor de cabeza para De la Torre

El juez Pinazo, fichaje estrella del PP en las últimas municipales, medita su marcha del Ayuntamiento

Bernardo Pinazo es un hombre joven (42 años) para su abultado currículo. Letrado del Consejo General del Poder Judicial, miembro del registro oficial de auditores del Ministerio de Economía, experto del programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, magistrado, juez decano de Huelva, juez de primera instancia de Málaga, integrante de la sala de gobierno del TSJA, asesor del ministro de Justicia...

Este miembro de la conservadora Asociación Profesional de la Magistratura, pregonero de la pasada Semana Santa malagueña, fue cortejado en estéreo por el candidato Francisco de la Torre y por el presidente provincial, Joaquín Ramírez, y enrolado con todos los honores en la lista popular al Ayuntamiento de Málaga, como fichaje estrella. Ocupó el cuarto lugar de la candidatura, detrás del alcalde, Ramírez, y la secretaria provincial, Mariví Romero, y delante numerosos notables locales del partido. Su futuro estaba al frente de una de las carteras principales: Economía y Hacienda.

Pero la estrella de Pinazo empezó a perder fuerza pocos días después de las elecciones del 25 de mayo. Tuvo un papel relevante en un conato de plante de los concejales populares: fue el redactor de una carta de adhesión a Ramírez con la que se pretendía presionar al alcalde para que diera un puesto destacado al presidente provincial en el equipo de gobierno municipal. La carta la firmaron 12 concejales, todos los del PP menos De la Torre, el propio Ramírez y tres más. Ramírez se quedó sin cargo municipal y el destino de Pinazo se torció: en vez de números y dineros, ha tenido que ocuparse de las basuras.

Tuvo que tragarse otro sapo: desde la Alcaldía se le nombró un director de área y un asesor, sin consultarle, según fuentes municipales y del Partido Popular, que añaden que el juez tiene la sensación de que estos colaboradores le puentean. En todo caso, la Delegación de Medio Ambiente el Ayuntamiento tenía un grave problema jurídico que justificaba su presencia. El alcalde, harto de los desplantes de la parte privada de la empresa municipal de limpieza -que tiene adjudicado el 51% del servicio durante 24 años, por casi 1.700 millones de euros-, planteó antes de las elecciones la ruptura del contrato, sin indemnización, por incumplimiento de los socios. Teóricamente el concejal tenía "las manos libres" para gestionar el asunto. En julio se filtra que Pinazo tiene un principio de acuerdo con las empresas privadas, que el alcalde desautoriza.

En las últimas semanas, el problema que se ha planteado es otro: el juez, tan cortejado por el PP, tenía también pretendientes en Madrid en las grandes empresas auditoras, que han subido sus ofertas. La nueva filtración irrita al alcalde, que el pasado jueves, en una rueda de prensa conjunta, reprocha a Pinazo haber trasladado sus dudas a la prensa y le conmina a deshojar la margarita de su futuro antes del lunes. Pinazo contestó al día siguiente que se tomaría un mes. Ramírez intervino este fin de semana para pedir prudencia a alcalde y concejal y subrayar que si se iba Pinazo la pérdida sería importante.

¿Se va? Ayer, el día del ultimátum, el alcalde no dijo ni que sí ni que no, sino todo lo contrario. Afirmó que Pinazo dará una respuesta definitiva entre el 13 y el 16 de octubre. La marcha del juez a la empresa privada no sería, sin embargo, el final de este culebrón en el que se han enredado los dirigentes populares de Málaga desde las elecciones. Las relaciones entre De la Torre y Ramírez pasan por un momento tenso y difícil. Para muestra baste un botón: preguntado ayer cómo no habían hablado en todo el día si viajaron juntos a Madrid -ida y vuelta- a la reunión de la junta directiva nacional del PP, el alcalde respondió: "Es que yo viajo en turista y él [Ramírez] viaja en primera".

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