Una ciudad laica y tolerante
Haifa es descrita por muchos como el "ejemplo de convivencia" entre judíos y musulmanes dentro de Israel. Con una población de 275.000 habitantes y una comunidad árabe muy amplia, la tercera ciudad del país tiene fama de ser pluralista y progresista, con alcaldes de tendencia laborista o laica. Así, el actual alcalde es Yona Yahav, del partido Shinui, que ayer recibió una llamada del primer ministro palestino, Ahmed Qurei, para expresarle sus condolencias por el atentado.
Haifa, una ciudad portuaria, industrial y turística, ha sido históricamente menos castigada por los atentados que Jerusalén o Tel Aviv, aunque en marzo pasado un suicida palestino voló un autobús urbano y causó una quincena de muertos. Un año antes, en abril de 2002, otro suicida causó 16 muertos en otro restaurante de la ciudad.
Como en aquellas ocasiones, los testigos del atentado de ayer relatan escenas terribles. "Cuerpos, trozos de cuerpos... Niños y bebés muertos", describe un testigo a los medios israelíes. "Hubo una gran explosión que voló las ventanas. Fue horrible", dijo otro testigo.
"Cuando llegamos a la zona del restaurante, vimos el humo y todos esos cristales rotos. Aparqué y entramos, y empezamos a sacar a los heridos. La verdad, no había mucho que sacar. No había muchos heridos, sólo mucha gente desparramada en el suelo. No había nada que hacer, no había forma de ayudar", cuenta Navon, un conductor que pasaba cerca del restaurante Maxim.
Varios directivos y jugadores del equipo de fútbol y actual líder de la liga israelí, el Maccabi Haifa, se encontraban en el Maxim en el momento del atentado, pues se encuentra cerca de su estadio. El entrenador, Ronnie Levy, y otros dos directivos resultaron heridos leves. "El restaurante es como la segunda casa del equipo", dijo Alon Harazi, uno de sus jugadores.
