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Valencianizar España y Europa

No es necesario hacer grandes esfuerzos históricos ni análisis actuales, para poner en evidencia que somos una sociedad y un territorio con elementos de identificación más que suficientes, para configurar aquello que las actuales normas constituyentes ya nos confieren, una personalidad política bien diferenciada que no es producto de artificios ni de equilibrios territoriales. Somos valencianos porque somos valencianos. Otros son lo que son porque tienen un buen queso o un Gran Manco o porque hacen un buen vino o porque están en el midi francés.

La Europa por la que tanto hicimos desde este Reino de Valencia y a la que tanto aportamos desde esta Comunidad Valenciana se nos ha venido encima de momento con grandes oportunidades pero también con grandes riesgos, y como sociedad y como territorio estamos encajando el reto con trabajo e imaginación; no está muy claro que ese mismo esfuerzo y esa misma creatividad vayan a ser suficientes para superar con éxito la presión globalizadora que introduce la progresiva aplicación de la Organización Mundial de Comercio.

Como valencianistas activos pensamos que nuestra gente y nuestro espacio geográfico pueden estar perfectamente en las condiciones adecuadas para superar los retos tan gigantescos que hemos de afrontar. Somos sinceramente optimistas. Pero probablemente algunas partes sustanciales de nuestro marco social y económico, y por tanto político y normativo, deben ser modificados y adaptados a las nuevas realidades, moderadamente pero de forma eficaz.

Por poner sólo algunos ejemplos algunos ejemplos significativos, es a todas luces injusto e intolerable nuestro sistema de financiación, debe ser modificado (o hay concierto económico para todos a la vasca o a la navarra o la orquesta no sonará bien, unos nos dejamos los pulmones en la banda y otros no dejan oír y además cobran). Y bastantes más asuntos, no los vamos a agotar. Probablemente al Gobierno de Aragón, tan preocupado por el agua que no es suya le sea indiferente que las costas se gestionen desde Madrid; a los valencianos no. El gobierno de un país como el nuestro que vive y vivirá de su costa necesita tener todo el poder sobre ella.

Quizá cualquiera de las cuestiones antes mencionadas y algunas más sean más transcendentes que poder disolver las Cortes Valencianas cuando el gobierno valenciano lo crea necesario, quizá no valga la pena perderse demasiado en asuntos de mucho lustre y poco contenido. O de confrontación absurda y decimonónica.

Estamos asistiendo a un proceso de valencianización política del partido gobernante, más que previsible por otra parte. Claro que hay que valencianizar la política valenciana, faltaría más y faltaba y falta mucho, pero bienvenida sea aunque sólo sea por guardar las formas. El president Camps está haciendo sus deberes.

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Los del futuro president del Bloc valencianista son bastante más complejos y a resolverlos hemos de ayudar todos los valencianos que queremos seguir siéndolo en el futuro. Lo que hay que valencianizar es el Parlamento del Estado, el de Estrasburgo, la Comisión de Bruselas... y eso requiere unas bases sólidas en nuestra sociedad y en nuestro territorio.

¿Es posible que haya grupo catalán y grupo aragonés y grupo canario y grupo vasco y grupo gallego y grupo navarro e incluso grupo manchego en el Parlamento español y que no haya grupo valenciano? No es posible, pero es cierto.

Los valencianistas del PSOE se quejaban y con razón de no pintar un bledo en Madrid, Ahora los lamentos estoy seguro que tan sinceros como los anteriores vienen del Partido Popular.

Como siempre pero con más oportunidades y necesidad que nunca el congreso extraordinario de los valencianistas que se inaugura en Burjassot debe dar muchas muestras de apertura, de generosidad y de inteligencia política a los cuatro millones de valencianos que habitan en nuestras tres provincias, en todas nuestras comarcas, que hablan dos idiomas y que desean estimar su país.

Vicent Albero i Silla es ex ministro de Agricultura del PSOE.

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