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Reportaje:

"No era necesario tirarse al agua por un sudaca"

Cruce de declaraciones contradictorias en el juicio por el crimen del Maremàgnum

"No era necesario tirarse al agua por un sudaca de mierda". Esta estremecedora frase se pronunció la noche en que el ecuatoriano Wilson Pacheco murió ahogado en el puerto de Barcelona. Pero no está claro quien la pronunció. Y sin embargo, la frase puede ser crucial para determinar si hubo móvil racista o no en los hechos que provocaron la muerte del inmigrante al ser arrojado al agua tras un incidente con porteros de locales del Maremagnum.

Durante la tercera vista del juicio que ayer se celebró en la Audiencia de Barcelona, un policía portuario dijo que la frase en cuestión la había pronunciado Antonio Fernando Quincoces, vigilante de seguridad del Maremàgnum y uno de los tres acusados de la muerte de Pacheco. En la sesión del jueves, en cambio, otro vigilante que presenció los hechos, David Gascó, aseguró que la frase la había dicho uno de los policías de la Autoridad Portuaria de Barcelona. Gascó estuvo imputado durante gran parte de la instrucción de la causa, pero al final la juez instructora lo exculpó.

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Aparte de los policías portuarios, ayer también declararon los tres ciudadanos ecuatorianos que se encontraban con Pacheco el 27 de enero de 2002 por la noche cuando ocurrieron los hechos y la madre del fallecido, que se desmayó después de prestar declaración. Los acompañantes de la víctima relataron que antes de acudir al Maremàgnum habían ido a cenar y después a una discoteca en la Via Laietana, donde conocieron a dos chicas españolas con las que fueron hasta el complejo lúdico. Los tres reconocieron que se habían tomado "unas cervezas y algún cubata", pero que de ningún modo iban borrachos y que, por lo tanto, ésa no podía ser la causa por la que les vetaron la entrada en el Caipirinha. Según ellos, al llegar a ese local del Maremàgnum los porteros se negaron a dejarles entrar sin darles explicación. Fue entonces cuando la víctima, según su hermano, dijo: "¡Vámonos, que son unos racistas!". Acto seguido, siempre según su testimonio, los porteros les empujaron y les empezaron a perseguir. Los acompañantes de Pacheco negaron haber agredido a los porteros y que la víctima hubiera cogido una botella de cristal rota para amenazarles.

Esta versión de los hechos es muy distinta a la de los acusados, que sostienen que no dejaron entrar en el local al fallecido y a sus compañeros "porque iban pasados de rosca" y que luego volvieron y Pacheco llevaba una botella con la que intentó agredirles. Los acusados, los porteros James Anglada y Mariano Romero, y el vigilante de seguridad Antonio Fernando Quinoces, se enfrentan a una petición de 12 años de cárcel por un delito de homicidio.

El hermano de la víctima explicó que entonces se echaron a correr y que él avanzó a Pacheco, aunque pudo ver que varios porteros y vigilantes uniformados lo "golpeaban salvajemente". Lo que no llegó a ver fue cómo lo arrojaban al mar. A la pregunta de los abogados defensores de por qué no acudió a rescatar a su hermano si una chica le había dicho que lo habían tirado al agua, el testigo afirmó que tenía "mucho miedo" y que prefirió irse a su casa. "En verdad tampoco creí que lo hubiesen tirado al mar, pero pensé que si fuera así Wilson sabía nadar y podría salir", añadió.

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Los agentes de la policía portuaria que estaban de guardia aseguraron que tan pronto como recibieron el primer aviso acudieron a la pasarela del Maremàgnum desde donde habían arrojado a Pacheco. Una vez allí, seis agentes estuvieron buscando el cuerpo de la víctima durante unos 15 minutos con linternas "porque estaba muy oscuro", aunque no llegaron a encontrar nada sospechoso. Al final desistieron y dejaron la tarea a los bomberos, que suspendieron la búsqueda por falta de iluminación y la emprendieron de nuevo bien entrada la mañana.

El juicio se reanudará el martes, aunque el momento más importante se producirá a finales de semana: la sala podrá ver el vídeo en el que quedó grabada la agresión y el momento en que Wilson Pacheco fue arrojado al agua.

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