Encuentro de un pan y un planeta en el cuartel
El biólogo Ramón Guardans describe la instalación interactiva que presenta en Banquete como "un microscopio del tiempo". Todo parte de la investigación en la base antártida rusa de Vostok, donde un grupo de científicos ha hecho una perforación en el hielo de más de tres kilómetros de profundidad que ha permitido conocer los rasgos del clima terrestre en los últimos 420.000 años, prácticamente cuatro ciclos glaciales-interglaciales. Guardans, que también es músico experimental y formó parte de La Fura dels Baus, ha programado un sonido en base a esos datos y permite en la exposición que la gente elija escuchar los ecos de la atmósfera de cualquiera de esas eras mientras ve en las variaciones de los gráficos la relación entre CO2 y temperatura a lo largo de la historia del planeta.
El uso de nuevas tecnologías en la creación artística de las últimas décadas ha abierto algunas puertas hacia las ciencias. Lejos de dejarse seducir por fantasías seudorrealistas incubadas en laboratorios o naves espaciales, como sucede con los escritores o directores de películas de ciencia-ficción, muchos de estos artistas plásticos han encontrado en la referencia científica metáforas para acercarnos al planeta en el que vivimos, en la relación arte-vida. El microcosmos y el macrocosmos encuentran un punto de unión en algunas de las piezas que se presentan en Banquete_metabolismo y comunicación, segunda entrega de un proyecto que ya se presentó el año pasado en una versión más reducida en el Palacio de la Virreina, en Barcelona, y que en Madrid recoge además obras desde los años setenta hasta hoy, algunas de ellas recuperadas para esta muestra.
Un vídeo de 1968 de David Porter se centra en una bacteria, la Phylum Labyrinthula, cuyo metabolismo ha generado una forma de comunicación con las demás células semejante a la de los humanos en las ciudades. Ingo Günther, en la serie World processor, reproduce en cien globos terráqueos (aquí muestra diez) los modos en los que el hombre interviene en las modificaciones del planeta. También se recogen muestras históricas del llamado satellite-art que causó sensación en los años ochenta al conectar en tiempo real dos calles de Los Ángeles y Nueva York. Jill Scott propone un diálogo con el pasado a través de una obra interactiva con las que se puede hacer dialogar a diez mujeres de distintos momentos del siglo XX sobre su concepto de libertad. En el patio de entrada hay dos extremos de la tecnología de la alimentación: un horno de pan de Antoni Miralda que todos los días hornea panes con un mensaje en el interior y la Cocina del futuro, de Andreas Wegner, una cocina solar en la que también se preparan alimentos.
Son unos pocos ejemplos de las obras de más de sesenta artistas entre los que se encuentran Joseph Beuys, Daniel Spoerri, Nam June Paik, Damien Hirst, Jenny Holzer, Gordon Matta-Clark, Sam Taylor-Wood, Concha Jerez, José Iges, Marina Núñez, Technologies to the People o Peter Weibel.
Banquete_metabolismo y comunicación. Centro Cultural Conde Duque. Conde Duque, 9. Madrid. Hasta el 23 de noviembre.
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