El otro conservatorio
La Escuela de Música Creativa celebra sus 18 años de funcionamiento con un récord de 900 alumnos matriculados
La sede de la Escuela de Música Creativa de Madrid, en el céntrico barrio de Malasaña, se asemeja a un gran laboratorio donde no hay probetas ni microscopios, sino que se experimenta con pianos y partituras. La entrada al recinto confunde al visitante, que por un instante cree haberse colado en un gran café. Unas sillas y mesas de bar y unas máquinas de refrescos reciben a los alumnos que llegan sedientos de aprendizaje.
Y superada esa breve parada en el camino, el bullicio se reparte por los pasillos, las escaleras y las clases, donde no hay distinción entre los maestros y los pupilos, los compositores o los arreglistas, porque todos se entremezclan: unos entonan acordes, otros afinan la voz y algunos garabatean notas musicales en un cuaderno.
Estudiantes de todo el mundo aprenden jazz, clásica, pop, rock, ritmos latinos o flamenco
Ayer, el ambiente sugería la inminencia de un examen, sin embargo nadie tenía que someterse a más pruebas que la de la clase diaria. Las puertas acristaladas de las aulas dejaban ver al otro lado un maestro experimentando con su alumno y una guitarra, un saxofón o un teclado.La disciplina es la misma que la de un conservatorio, pero las asignaturas cambian. Aquí clásicos como Bach o Tchaikovski tienen menos adeptos que monstruos del jazz como Charlie Parker o Miles Davis.
"En la enseñanza tradicional todo se basa en compositores del pasado y eso está muy bien, pero también es importante que los artistas se formen desarrollando a la vez su propia creatividad", defiende el profesor de bajo eléctrico, Juan San Martín. "Aparte de tocar bien un instrumento, el alumno debe seguir materias como armonía, composición y arreglos, que son asignaturas que también forman parte de los planes de estudio de los conservatorios pero que aquí enfocamos hacia otros ejemplos", aclara el maestro.
El uruguayo Juan San Martín llegó a España en 1990 y conoció al batería Carlos Carli, que también era profesor del centro. "A través de él entré a formar parte de la plantilla y este año me estreno como jefe de estudios del programa profesional, uno de los dos que impartimos en la escuela", cuenta este músico.
La procedencia de los 70 profesores, compositores, técnicos, productores, instrumentistas y arreglistas es tan variada como la de los estilos musicales que imparten : jazz, blues, rock, clásico, latino, pop o flamenco. Los alumnos también llegan desde distintos rincones del mundo, en busca de un puerto musical que les haga olvidar anteriores naufragios en academias de poca experiencia.
"Pan Jian Lie vino nada menos que desde Hong Kong a estudiar batería, guiado por nuestra página de Internet. A Ramón lo trajo un amigo desde Fuenlabrada a estudiar armonía, y Mónica leyó en una revista que aquí se podía convertir en cantante", enumera la directora de la escuela, Amelia Caro, quien cita a los tres estudiantes con la confianza de considerarlos unos miembros más de la familia musical que ella encabeza.
Este año, este centro musical del barrio de Malasaña conmemora su 18º aniversario y el mejor regalo ha sido lograr un récord de alumnos matriculados: 900.
"La escuela nació como una alternativa a la enseñanza de música clásica, porque no existía ningún centro donde se impartiese jazz y música moderna. El socio fundador fue un músico que se marchó a Boston con una beca y todo lo que aprendió allí lo empezó a aplicar en Madrid", rememora Amelia Caro. De inmediato, 10 artistas crearon el corazón del proyecto. "Éramos un grupo de amigos que comenzamos a luchar por la idea. Y eso a pesar de que no hemos obtenido ayudas públicas durante estos 18 años, por lo que mantener la escuela tiene mucho mérito", subraya Caro.
A pesar de los tropiezos y las dificultades, la Escuela de Música Creativa de Madrid ha logrado formar a músicos y compositores ahora famosos y de reconocida experiencia. El resto de alumnos tiene la oportunidad de practicar ante el público en los dos conciertos anuales que monta el centro educativo en colaboración con las salas Clamores y Café del Foro.
Escuela de Música Creativa de Madrid. Palma, 35. Teléfono 91 521 11 56. www.musicacreativa.com Correo electrónico: info@musicacreativa.com
Abanico de asignaturas
El programa formativo de la Escuela de Música Creativa de Madrid es un gran abanico donde profesionales y aficionados eligen las varillas de su formación. Hay un plan profesional que incluye los niveles básico, intermedio y superior y que permite al alumno distribuirse el tiempo y las asignaturas.
"Aquí hay muchos artistas que trabajan en otra cosa y dedican sus ratos libres al aprendizaje de la música", explica la directora del centro, Amelia Caro. "También aterrizan aquellos que han terminado su carrera en el conservatorio y que quieren ampliar su formación", añade.
Una vez superado con éxito el ciclo intermedio, los responsables educativos entregan un título que acredita que su poseedor "puede ganarse la vida tocando". "Muchos músicos conocidos han pasado por este periodo y cuando les vemos en la televisión o sabemos que están metidos en producciones importantes tenemos la sensación de que los profesores hemos hecho bien las cosas y de que ese alumno o alumna supo emplear a tope su capacidad y su esfuerzo", se jacta el profesor Juan San Martín.
Los niños y aficionados también tienen un asiento en las aulas de este recinto gracias al programa Escuela de Música, "dirigido a los que orientan la formación musical hacia su propio crecimiento personal sin intención de convertir la música en una profesión", apunta Caro. Chavales de tres y cuatro años comienzan a jugar-practicar en grupos dirigidos por profesionales de la pedagogía. "Improvisan con instrumentos de pequeña percusión y de láminas, y cantan en clase; el ciclo de música y movimiento es de los más divertidos", anima la directora.
Muchos de los pequeños estudiantes de antaño tienen ahora 17 años, una sólida formación, el dominio de un instrumento y los arrestos suficientes para salir airosos de cualquier actuación en público.
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