Cascos busca en Rabat seguridad jurídica para las constructoras españolas
El ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, abandera hoy lunes la vuelta de las constructoras españolas a Marruecos pero no va a lograr toda la seguridad jurídica que reclaman estas empresas para evitar caer de nuevo en los problemas que, a finales de los 90, les incitaron a marcharse de ese mercado.
Álvarez-Cascos viaja a Rabat al frente de una delegación de 16 constructoras para entrevistarse con su homólogo, Karim Ghellab, con el que suscribirá una declaración de intenciones en la que los marroquíes se comprometen a buscar soluciones a los viejos contenciosos pendientes y a tratar de evitar que estos se reproduzcan en el futuro, según indican fuentes de la Administración.
Los empresarios del sector deseaban la instauración de un mecanismo de arbitraje ágil y vinculante que les evitase, en caso de desacuerdo con el Estado marroquí o sus proveedores, recurrir a los tribunales de justicia dónde sus demandas han quedado empantanadas cuando estos no han fallado en su contra.
Desembarco masivo
Las constructoras españolas desembarcaron masivamente en Marruecos tras la firma, en 1991, del tratado de amistad y cooperación y entre sus obras más destacadas figuran desde la autopista Rabat-Fez hasta la presa de El Ghrass pasando por la rehabilitación del ferrocarril de Casablanca a Sidi Kacem. Ahora su presencia es anecdótica sobre todo desde que Dragados vendió a Vivendi, hace un año, su participación en Redal, la concesionaria de los servicios de aguas de Rabat.
Pero la tardanza en efectuar las expropiaciones, los cambios de especificaciones, y otros incidentes les incitaron a abandonar el país. "Las constructoras no se interesan por Marruecos porque tuvieron experiencias muy malas al trabajar con el Estado marroquí", lamentaba José Miguel Zaldo, copresidente del Comité Empresarial Hispano-Marroquí.
Por eso, ninguna empresa española se presentó a la adjudicación de la que será, a medio plazo, la mayor obra de infraestructuras en Marruecos: la construcción del nuevo puerto de Tánger de la que se encargará la francesa Bouygues. Italianos y surcoreanos compitieron también por ese contrato de 148,5 millones de euros adjudicado en junio.
En torno a Tánger-Méditerrannée, como se llamará el puerto, habrá que hacer otras muchas obras, desde una autovía hasta el ferrocarril. Marruecos aspira, además, a acoger el Mundial 2010 y su candidatura cuenta con el apoyo del Gobierno español.
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