El presidente mexicano presenta al Congreso un ambicioso plan de reorganización del Estado
El Gobierno mexicano enviará a la consideración del Congreso un paquete de reformas del Estado, entre las que se encuentra la inclusión del referendo y la iniciativa popular en la Constitución. El objetivo es acentuar la presión de la sociedad sobre los legisladores. La consulta a la ciudadanía fue utilizada en Venezuela por su presidente, Hugo Chávez, durante el auge de su popularidad, para empujar los cambios requeridos por su revolución. La oposición busca ahora un referéndum para revocar su mandato. "Es importante que se retomen los trabajos de la Reforma del Estado de inmediato", subrayó el secretario mexicano (ministro) de Gobernación, Santiago Creel.
El Congreso, controlado por la oposición, no ha aprobado ninguna de las reformas estructurales, concretamente la fiscal, laboral y energética, reclamadas por el Ejecutivo de Vicente Fox, que el primero de diciembre llega a la mitad de su mandato.
La necesidad de alguna reforma es tal que, la noche del día 15, fiesta patria, el gobernante sumó a los tradicionales gritos de ¡Viva México!, pronunciados desde el balcón del Palacio Nacional, otros, inesperados, que instaban al consenso: "¡Vivan los acuerdos!", "¡Los acuerdos para un México mejor!". Aunque los partidos también los vitorean, las divergencias sobre su contenido, la politiquería y el electoralismo los han impedido.
"Queremos concentrarnos también en instrumentos que tienen que ver con la democracia semidirecta, como lo son el referéndum y la iniciativa popular", agregó Creel, responsable de la política interna en México, que este martes compareció ante el Senado. "Pensamos que es muy necesario que cierto tipo de reformas pueda ser objeto de discusión por parte de la opinión pública y que esa discusión tenga impacto y efecto desde el punto de vista de si deben o no pasarse las reformas correspondientes", dijo.
Las reformas son imprescindibles, según los analistas, para promover el crecimiento económico y el empleo. México sólo creció un 0,9% el pasado año y concluirá éste con una subida del PIB en torno al 1,7%.
Para la oposición, la reforma del Estado es un garabato que no llega siquiera a borrador porque no hay propuestas concretas del Gobierno. Roberto Madrazo, presidente del PRI, que tiene mayoría relativa en las dos cámaras, no quiere las reformas "de un Gobierno caprichoso y rehén de su propio partido, sino las que le convengan" a México.
El Gobierno afronta duras negociaciones en los tres años que quedan hasta las generales de 2006. "No va a salir ninguna reforma porque es poco rentable para la oposición", según Juan Pablo Córdoba, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México. Según ese analista, es más rentable políticamente el enfrentamiento con el Gobierno que la negociación. El Ejecutivo, por otra parte, "ha mostrado falta de oficio poniendo todos sus recursos en una estrategia mediática que intenta hacer que sea la opinión pública la que obligue a los legisladores a aprobar las reformas".
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