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Prodi salva el primer asalto parlamentario por Eurostat sin la dimisión de sus comisarios

"Solbes no fue informado de ninguno de los asuntos", dice el presidente de la Comisión

Carlos Yárnoz

"A la vista de los hechos, considero que no ha lugar a reclamar responsabilidades políticas ni a pedir la salida de ningún comisario". Romano Prodi, presidente de la Comisión Europea, zanjó ayer con este comentario a los líderes de la Eurocámara las dudas de si exigiría la dimisión del español Pedro Solbes o de algún otro a raíz del escándalo Eurostat, la oficina estadística en la que desde los años noventa se manejó una caja B, contratos ficticios, cuentas ocultas abiertas hasta hace unos meses y toda una maraña de intereses públicos y privados que ha producido pérdidas de decenas de millones a las arcas comunitarias.

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La hipótesis de que Prodi optara por la dimisión de Solbes, como responsable jerárquico de Eurostat, o de otros comisarios había ganado puntos el miércoles, cuando la Eurocámara recibió tres explosivos informes con los resultados de investigaciones sobre Eurostat. Uno de los capítulos más negros se refiere a los Datashops, tiendas de venta de datos de Eurostat establecidas en Bruselas, Luxemburgo y Madrid y explotadas por la sociedad francesa Planistat. Entre el 50% y el 55% de la cifra de negocios de esas tiendas iban a parar a cuentas ocultas. Sólo entre 1999 y 2000 se produjo un agujero de 800.000 euros. En Madrid, "las reservas financieras creadas en o antes de 1999 continuó" y "sólo se se regularizó la situación en 2002".

La red de Datashops la creó en 1996 sin control alguno Yves Franchet, ex director general de Eurostat destituido en julio, quien también lanzó las sociedades Eurocost, Eurogramme o CESD-Communautaire. Contratos irregulares sin concurso con Eurostat, subvenciones sin supervisión o datos financieros falsos son sólo algunas de las revelaciones de las investigaciones en torno a esas empresas. "Hay motivos de preocupación después de 1999", cuando ya la actual Comisión inició su mandato, aunque los sistemas de control mejoraron sensiblemente, dicen los investigadores.

Pese a esas "graves o muy graves irregularidades", como las calificó Prodi, éste se escudó en su comparencia a puerta cerrada ante los líderes parlamentarios en que "los comportamientos ilegales y posibles fraudes" tuvieron su origen durante la anterior Comisión, mientras que la actual sólo los conoció "en toda su amplitud" en mayo pasado, y "a retazos" un año antes en el departamento de Solbes. Sí admitió que Eurostat siguió firmando después de 2000 contratos con sociedades sospechosas por no aplicar "el más elemental principio de precaución", lo cual, asumió, "no deja de extrañarme e inquietarme". Por eso, compartió "la frustración" de quienes le han acusado de no actuar hace años cuando ya hubo alertas públicas sobre la situación en Eurostat, un dato que supone una velada crítica a la comisaria Michaele Schreyer (Presupuestos).

Prodi insistió en que el ex director general Franchet, jefe de Eurostat desde 1987, no trasmitió la información real de lo que ocurría.Reconoció, en otra aparente crítica al comisario Neil Kinnock (Personal), que la más importante reforma que él puso en marcha en 1999 para evitar estos casos no ha entrado en vigor hasta enero pasado, pero quiso aclarar también que no se dan las condiciones para pedir la cabeza de nadie.

Al respecto repasó la situación de los tres comisarios más salpicados por el escándalo y fue especialmente explícito y positivo con el comisario español. "Solbes no fue informado de ninguno, digo bien, de ninguno de los asuntos" graves en Eurostat. "¿Quién podía tener interés en disimular la verdad de hechos del pasado? Desde luego, no el comisario Solbes". El escándalo "se remonta en lo esencial a un periodo en el que esa oficina no estaba bajo la responsabilidad de Solbes". "No fue informado correctamente por su director general". "Podría hablarse de desinformación", pero "Solbes no tiene nada que reprocharse a título personal". "He hablado con él y, con la honestidad que le caracteriza, comparte conmigo la tristeza y las lamentaciones por estos hechos".

Tras la comparecencia ante los dirigentes políticos, Prodi se enfadó cuando los periodistas le insistieron en por qué no exigía la dimisión de nadie. "Si hubiera pedido una, sería un gran político; si lo hago con tres, sería un héroe; pero nunca he hecho carrera política sobre los cadáveres de otros y me limito a juzgar los hechos".

Prodi, durante su comparecencia ayer en el Parlamento Europeo.
Prodi, durante su comparecencia ayer en el Parlamento Europeo.AP

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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