Rijkaard deshace el tridente
El Barcelona aspira a resolver hoy su eliminatoria frente al Matador Púchov
El Barcelona dio un portazo al postnuñismo en abril pasado, cuando cayó eliminado por la Juve, en la Liga de Campeones, y hoy vuelve a asomarse a Europa a través de la UEFA, jugando ante el Matador Púchov, un humilde equipo que lleva tres años en Primera División y que está en la cola de la Liga eslovaca: es el octavo clasificado sobre diez equipos. No hay nada como esta segunda europea para asumir la realidad y la triste herencia del pasado. Aquí no hay ni la fanfarria de la Champions ni, de momento, grandes rivales y, por no haber, no hay ni campo: el Púchov ha tenido que pedirle prestado al Spartak, en Trnava, a unos 50 kilómetros de la capital, su vetusto estadio de 18.000 localidades que envuelve un terreno de juego muy pequeño. La primera ronda de la UEFA estaba destinada a ser un paseo turístico, pero los azulgrana acogen la ronda con aprensión tras su decepcionante juego en la Liga. Bratislava, sin embargo, intuye una goleada azulgrana, sin dar crédito a las dudas del Barça, que hoy hará un par de retoques y deshará el tridente para jugar con al menos un extremo.
Rijkaard no es precisamente un libro abierto, pero insinuó que no es tiempo para bromas y confundir a los porteros. Víctor Valdés, pese a las ganas de Rustu, seguirá bajo los palos. El técnico fue menos claro respecto al debate sobre si debe abrir el campo por las bandas, pero al menos reconoció que el tridente no funcionó el sábado. "Jugar con extremos tampoco sería una sorpresa. Ya lo hicimos en la pretemporada", señaló en alusión a las victorias de la gira americana -con Overmars y el portugués- ante el Juventus y el Milán. El plan se rompió cuando entró Kluivert ante el Manchester (3-1). Pero el holandés, tan criticado en el campo como reclamado para hacerse fotos en el aeropuerto, es intocable y quien posiblemente se caerá de la alineación será Saviola. "Kluivert es un jugador muy alegre, pero no se puede sustraer de las críticas; le duelen mucho", explicó. Rijkaard confía en que hoy mejore lo que falló con estrépito ante Osasuna: "La posesión del balón, los uno contra uno y la mala colocación. Todos los rebotes iban hacia ellos".
El Barça fue recibido en Brastislava por una veintena de periodistas y aficionados en busca de Ronaldinho y de Laporta, cuyo rostro se asocia en Europa al caso Beckham aunque confundieran su nombre y le llamaran mister Gaspart. "No tenemos a Beckham, pero sí a Ronaldinho", dijo el presidente, en inglés, descartando que fuera suna "catástrofe" una eventual derrota de esta tarde (19.00, TV-3 y Digital +).
Aquí no se relaja nadie. Márquez, el central mexicano que jugará esta tarde, afirmó con serenidad que lo ideal para el Barça sería sentenciar la eliminatoria. Pero Rijkaard, que consideró presuntuoso estar obligado a ganar el torneo, no lo ve tan claro. Optó por agachar la cabeza cuando le preguntaron si veía factible ganar, por ejemplo, por 0-4: "No será fácil, hay que respetar al rival, que jugará muy estimulado y tendremos que sufrir". "Además", agregó el entrenador del Barcelona, "los jugadores del Puchov son muy fuertes físicamente y son altos, muy altos".
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