Un europeísta que apoyó la guerra de EE UU en Irak
Considerado un político fiable y de suaves maneras, Jaap de Hoop Scheffer, de 55 años, tenía 30 escasos cuando pisó por primera vez en 1978 los despachos de la OTAN en Bruselas. Llegaba en calidad de secretario de la representación holandesa en la Alianza Atlántica, un cargo nada desdeñable si se tiene en cuenta que acababa de estrenarse en el servicio diplomático con un primer destino en Ghana.
En Bruselas demostró en poco tiempo que la seriedad y gesto resuelto que le caracterizan serían su mayor baza futura. Cuando la guerra de Irak puso a prueba el atlantismo del que siempre ha hecho gala, era ya ministro de Exteriores y fue el primero en mostrarle su apoyo a George Bush. Si del holandés hubiera dependido, La Haya habría mandado tropas al Golfo además de prestarle su apoyo político a Estados Unidos. No fue así, pero su nombre empezó a sonar como candidato a la jefatura de la organización, a la que califica de "instrumento único para responder, unidos, a nuevas amenazas contra nuestra seguridad".
Nacido en Amsterdam en el seno de una familia de diplomáticos, casado y con dos hijas, De Hoop Scheffer fue líder de la democracia cristiana de su país antes de que un asalto interno a su jefatura catapultara a la cima del partido, y luego del Gobierno, a un desconocido Jan Peter Balkenende. Juntos han formado una pareja ideal, con el político maduro apoyando con naturalidad al joven primer ministro. Elegido ahora De Hoop Scheffer para comandar la OTAN, el hecho de que su solidaridad atlantista no le impida ser también muy europeísta es una cualidad que tal vez le exija el mayor esfuerzo diplomático de su carrera.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.