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Los sismólogos advierten que los temblores pueden durar semanas

Los terremotos del domingo hacen que los sismólogos se replanteen la serie de temblores

"Un mes o mes y medio". Ésta es la duración que los responsables de la unidad de sismología de la Universidad de Alicante estiman que puede durar el episodio sísmico que sacude Valencia y su área metropolitana. Recuerdan una situación similar en diciembre de 1968 con picos que alcanzaron temblores de hasta cuatro y cinco grados, por lo que advierten que se podrían repetir estas magnitudes durante las próximas semanas, aunque no superiores. Los técnicos han abandonado la idea de un temblor acompañado de réplicas menores y definen la situación de enjambre sísmico.

Los dos seísmos de magnitud 4,2 y 4,6 en la escala Richter del domingo pasado, que se suman al de 4,2 del martes y a medio centenar de réplicas, han hecho reconsiderar a los expertos el fenómeno que afecta principalmente a Valencia y sus alrededores. Existen tres tipos de movimientos sísmicos, como apunta José Manuel Martínez Soleras, jefe de área de geofísica del Instituto Geográfico Nacional: un terremoto aislado; otro acompañado de réplicas que puede ir precedido de una sacudida premonitoria; y una sucesión de temblores de este último tipo. En principio, el terremoto del martes, que respondía al movimiento de una falla situada a unos 35 kilómetros al este de Valencia que no había podido soportar más la tensión acumulada, y las réplicas posteriores, encajaba en el segundo modelo. Pero los dos terremotos del domingo han forzado a un cambio de esta interpretación. "Se trata de proceso que denominamos enjambre", apuntaba Martínez Soleras, es decir, el tercer tipo de fenómeno. En este caso, tras la primera sacudida fuerte no se libera toda la tensión acumulada a lo largo del tiempo por la presión de las placas y la falla sigue teniendo sacudidas bruscas acompañadas por réplicas hasta que se retorna a una situación de equilibrio.

Esta situación puede durar un mes y medio más. A este respecto, el responsable de la unidad de sismología de la Universidad de Alicante, José Juan Giner, recordaba que a lo largo de diciembre de 1968 hubo una serie sísmica similar, en la que en el golfo de Valencia se detectaron una sucesión de movimientos que se produjeron a lo largo de un mes, con puntas de magnitudes entre cuatro y cinco grados, por lo que se podría repetir esta situación al existir este precedente. Los especialistas estiman que difícilmente se podrían registrar movimientos de magnitudes superiores al encontrarse Valencia en una zona de sismicidad baja, en el extremo norte del límite del área de movimientos telúricos que afecta al sureste de la península Ibérica, y no existir registros de movimientos más violentos. Giner subrayaba ayer el hecho "normal y natural" de que la zona haya sentido terremotos de las magnitudes registradas e insistió en que se trata de "anécdotas geológicas".

Por otra parte, los bomberos advirtieron del riesgo de que se produzcan más desprendimientos en la parroquia San Luis Beltrán de Valencia, dañada por los seísmos del domingo

La biblia

La biblia de los especialistas en terremotos es el catálogo sísmico del área que analizan. Como apuntaba ayer José Manuel Martínez Soleras, jefe de área de geofísica del Instituto Geográfico Nacional, "los sismólogos no podemos predecir [los movimientos], pero sabemos qué puede pasar", en buena parte al comparar la información con registros pasados. En el caso de los recientes temblores en Valencia, por ejemplo, en la Península Ibérica existen referencias desde el año 880 antes de Cristo de movimientos sísmicos, y a partir de las experiencias previas se puede determinar qué es lo más probable que pase. Así, no hay datos de magnitudes superiores a los 5 grados y, además del episodio de 1968, hay otros en el siglo XVII y XVIII de sucesiones de terremotos como los registrados los últimos días, por lo que sería extraño que se rebasaran estas magnitudes. Los más de 2.000 años de información, sin embargo, "no es nada en geología, donde los procesos se alargan durante miles de años", por lo que la información es limitada. Sin embargo, podría ser peor. Es el caso de la costa del pacífico estadounidense, un lugar del que los registros apenas tienen tres siglos, frente a los 10.000 años de los archivos sísmicos de China.

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