Primeras encuestas

El coordinador de IU, Diego Valderas, pide calma y sentido común a los suyos para no arruinar las excelentes perspectivas electorales que, a su juicio, tienen por delante. Pretende orillar, de esta forma, las diferencias surgidas a raíz de la fuerte contestación interna que ha generado su opción a encabezar la candidatura a la presidencia de la Junta. El aplazamiento hasta esta semana de la reunión del Consejo Andaluz, el máximo órgano de la federación, da una idea clara de lo alterado que está el patio en el seno esta organización. Sólo basta con estar atentos al cruce de declaraciones de unos y otros que, sin duda, va a continuar a lo largo de estos días, para hacernos una idea exacta de lo que le espera al político onubense. Va a tener que sudar tinta si quiere verse, finalmente, convertido en el aspirante oficial a San Telmo, situándose, para ello, como número uno de la lista por Sevilla.

Y lo peor es que no se sabe en qué se basa el optimismo de Valderas quien apunta, a modo de señuelo, hacia posibilidades ciertas de mejorar resultados anteriores. Ocurre, sin embargo, todo lo contrario. Las distintas encuestas que ya se vienen manejando, nada más iniciarse el curso político, comienzan a dibujar un escenario más que inquietante para los izquierdistas. Uno de los sondeos más prestigiosos, elaborado por una universidad andaluza, marca esa dirección. No sólo no se produce una recuperación del voto para IU sino que, por el contrario, los primeros datos que circulan indican su estancamiento, una perspectiva, por tanto, que se presenta escasamente sugerente para que sus contrincantes dejen de moverle la silla.

Esos mismos sondeos, señalan, en cambio, una tendencia al alza de los socialistas. Buenos datos con los que se estrena el candidato, Manuel Chaves, quien, no obstante, esperará a las encuestas de otoño, en donde se refleja de manera más fiel el posicionamiento del electorado, para hacerse una composición de lugar más cercana a la realidad en torno al escenario político que le aguarda. Precisamente, una de las constantes que se repite en dichas consultas demoscópicas es la percepción que tienen los andaluces de que el Gobierno de la nación maltrata a esta comunidad. Tal elemento proporciona la munición suficiente para contrarrestar la estrategia desencadenada por el PP, que parece haberse empeñado en abrir un frente de ataque a los socialistas andaluces buscando su máximo descrédito, empleando para ello, no ya a sus dirigentes regionales sino a todo ministro que se precie. La ofensiva en este sentido ya desplegada por Madrid puede que facilite la a consabida estampa de un Chaves envolviéndose en la bandera andaluza para rechazar así, con suma facilidad, estos ataques.

Además, de dichas encuestas se deduce que se incrementa la ventaja que mantienen los socialistas con los populares hasta llegar a los diez puntos sin que por ello, esto signifique que obtengan la mayoría absoluta. Esto quiere decir, entre otras cosas, que, hasta el momento, no se percibe desgaste alguno por lo ocurrido en la FSM, de Rafael Simancas, a la espera, eso sí, de lo que ocurra en las elecciones madrileñas de octubre. Por su parte, los populares se mantienen en sus posiciones y en parecidos términos, también, los andalucistas, por lo que, en conclusión, a priori, no se perciben grandes cambios, al menos por ahora.

Con esta foto fija, por tanto, nos adentramos en un curso político en el que el elemento de la servidumbre militar que soporta Andalucía estará más de manifiesto que nunca. Una excelente ocasión para ello se presenta con la celebración del cincuentenario de la Base Naval de Rota. Este miércoles y jueves habrá en el recinto militar gaditano desfiles,discursos y hasta un Día de la Familia, acontecimiento al que se ha invitado a los trabajadores españoles. Se trata de una fiesta empañada por la falta de solución al conflicto que afecta a los integrantes de este colectivo que pierden desde hace tres años el 30% del poder adquisitivo de sus retribuciones salariales. Están desesperados por la falta de soluciones que les plantea el Ministerio de Defensa español. Su titular, Federico Trillo, se comprometió con ellos a que España no daría un paso a favor de la ampliación de la base, tal y como lo pretendía Estados Unidos, hasta que no estuviera resuelto este contencioso. Al final, no ha sido así. Es más, la potenciación de este enclave está decidida por Washington sin que para nada se sientan implicados en la resolución de un asunto que consideran de estricta competencia española.