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CUMBRE ECONÓMICA EN DUBAI

Los países ricos sugieren que China y Japón aprecien sus monedas

El G-7 expresa su "decepción" por el fracaso de la OMC en Cancún

Los siete países más industrializados del mundo, el llamado G-7, exhortaron ayer a aplicar más flexibilidad en los tipos de cambio a fin de conseguir un ajuste internacional, en lo que fue más que una alusión indirecta a China, único país de relevancia que mantiene un cambio fijo con el dólar y con gran superávit comercial, y a Japón. Los grandes, además, han expresado su decepción por el fracaso de la reciente negociación comercial en Cancún.

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El comunicado del G-7, uno de los platos fuertes de la asamblea anual del Fondo Monetario Internacional (FMI), resume algunos de los datos que hablan de una recuperación económica mundial: los mercados de acciones experimentan una subida, la confianza se restablece, las condiciones financieras han mejorado, los precios del petróleo se mantendrán estables y la inflación permanece bajo control.

Sin embargo, en línea con el diagnóstico de los economistas del Fondo, el G-7 subraya los peligros que amenazan la recuperación. Sin aludir al déficit comercial de EE UU, el comunicado, indirectamente, refleja la preocupación por los desequilibrios en la cuenta corriente de la balanza de pagos norteamericana. Sólo indirectamente. Y lo hace señalando a China y a Japón.

"Reafirmamos", dice el texto, "que los tipos de cambio deben reflejar los fundamentos de la economía. Seguimos de cerca la marcha de los mercados de cambio y ayudamos si es apropiado. En este contexto, enfatizamos que sería deseable una mayor flexibilidad para los grandes países y áreas económicas a fin de promover suaves y generalizados ajustes en el sistema financiero internacional, basado en mecanismos de mercado".

Los grandes, asimismo, señalaron su frustración por el fracaso de la reunión comercial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) de Cancún, que culminó el pasado día 14 sin asumir responsabilidad alguna por el fracaso. "Reiteramos la importancia de reglas basadas en una concepción multilateral del comercio. Estamos decepcionados por la ruptura de negociaciones en Cancún. Urgimos a una inmediata reanudación de la Ronda de Doha [de la OMC], que es vital para el crecimiento global y el alivio de la pobreza en el mundo", señala el comunicado.

En otra parte de la declaración, el G-7 "da la bienvenida al acuerdo alcanzado entre Argentina y el FMI". Y añade: "La implementación del programa será clave para reestablecer un fuerte y duradero crecimiento económico y una mejora del clima de las inversiones". Por último, el G-7 también ha lanzado una Agenda para el Crecimiento. El propósito parece ser reactivar la actividad en los seis grandes países que, junto con EE UU, forman el G-7: Alemania, Italia, Francia, Canadá, Reino Unido y Japón. "Un mayor crecimiento en EE UU beneficia a los otros países del G-7; pero un mayor crecimiento en otros países del G-7 beneficia también a EE UU".

Los ministros de Finanzas de los siete países más ricos del mundo, ayer, en una foto de familia.
Los ministros de Finanzas de los siete países más ricos del mundo, ayer, en una foto de familia.EFE

Una prueba de calidad de los grandes líderes

El poderoso G-7 nunca celebra ruedas de prensa en las asambleas anuales del FMI. Se limita a dar a conocer un comunicado después de su reunión, y puerta. Ayer rompió la tradición. Giulio Tremonti, ministro de Finanzas de Italia, país que preside la Unión Europea, se presentó junto con Wim Duisenberg, presidente del Banco Central Europeo, y Pedro Solbes, comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, ante la prensa.

Duisenberg explicó que estaba satisfecho porque al hablar de la coyuntura mundial y los tipos de cambio se había hecho en el comunicado una referencia genérica a la necesidad de flexibilizar las paridades, "sin aludir concretamente a ningún país". El hecho es que los únicos destinatarios del mensaje no pueden ser otros que China, país que mantiene un régimen fijo de cambio, y Japón. Es tan obvio que ni siquiera necesitaba ser apuntado. Por otra parte, el G-7 nunca hace referencias, lógicamente, a países con nombre y apellido.

Alessandro Merli, enviado de Il Sole-24 Ore, periódico económico italiano, preguntó por qué razón el G-7 apoyaba explícitamente en su comunicado un acuerdo como el suscrito por el FMI con Argentina si este país no asumía compromisos concretos en materia de reforma fiscal y monetaria.

A Giulio Tremonti, a la vista de sus gestos, no le gustó la pregunta. Dio paso, sin explicación alguna, a una nueva pregunta y la respondió. El periodista italiano pidió entonces que le respondieran a la suya. Tremonti estimó que no había nada que decir. Acudió en su socorro Wim Duisenberg, quien explicó que era mejor hablar del asunto hoy, con ocasión de una reunión del FMI, entidad que había suscrito el acuerdo. Pero el hecho es que la declaración del G-7 aplaude el pacto alcanzado.

A una pregunta de este diario sobre si el G-7 sentía algo más que decepción por el fracaso de Cancún y dónde recaían las responsabilidades, Tremonti dijo que, en efecto, se habían sentido decepcionados. Pedro Solbes intentó templar gaitas. Moraleja: entre todos los países industrializados mataron la negociación de Cancún y ella... se murió solita.

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