El sueño del emigrante

"¡Casi me muero al ver la Giralda de noche! Y la Torre del Oro, y Triana, ¡ver bailar flamenco! Toda la vida soñando con algo que no se ha visto y ahora lo tienes ahí". Analia Villodres pisó Andalucía por primera vez el miércoles y asegura que llora "en todos lados". Nació en Argentina hace 21 años, pero se ha criado en ambiente andaluz. Su padre, malagueño, emigró a América con ocho años y ha inculcado a sus seis hijos el amor por su tierra. En su casa, cuenta Analia, celebran los Reyes Magos, viven la Semana Santa y comen polvorones y sopa de cebolla.

Ella ejerce de subsecretaria de juventud en la Casa de Andalucía de Rosario (Argentina) y es una de las alrededor de 500 personas que participan desde ayer en el quinto Congreso de Comunidades Andaluzas organizado por la Junta para homenajear a los andaluces que viven fuera de la comunidad, tanto en España como en el extranjero. En total son 388 asociaciones de andaluces repartidas por España (314), Europa (36), América (28) y Oceanía (1).

"Al volver encuentras casas vacías y tumbas llenas", dice una emigrante a Argentina

De las 388 casas andaluzas repartidas por el mundo, 167 están en Cataluña

En algunas de ellas se preservan las tradiciones andaluzas "con más intensidad" que aquí, según asegura Eloy Pousa, el presidente de las Federación de Asociaciones Andaluzas de la República Argentina. "Se preservan circunstancias que ya no existen acá. Hay aspectos de la danza o la canción que se mantienen más puras, porque se fueron para allá hace 50 años y no han vivido los cambios de acá", advierte este argentino hijo de dos granadinos que se fueron a América en los años cuarenta.

A Argentina se fue también hace 49 años María Engracia Picón, a la que ayer se le seguían saltando las lágimas al recordar las emociones que vivió al volver 40 años después a su ciudad natal, Almería, de donde se había ido con apenas 11 años. "Cuando vienes, encuentras casas vacías y tumbas llenas", afirma. "La tierra nunca se olvida. Como dijo el presidente del club gallego en Argentina, la tierra no se lleva en las zapatillas, sino en la sangre", asegura.

Junto a ella está María de los Reyes Gil, sevillana de San Nicolás del Puerto que emigró a Barcelona en 1972. "Irse es muy triste, no lo superas nunca", explica, pero da la razón a María Engracia, quien insiste en la suerte de su compañera de congreso. "Es muy distinto, no me entienden", explica María Engracia. "Ustedes salen a la carretera y aunque sea a dedo llegan a Andalucía", le dice. "Mi madre murió en Argentina a los cinco años de irnos y mi abuela, que estaba acá, se enteró a los dos meses". María de los Reyes, vuelve a Sevilla tres veces al año, en Navidad, Semana Santa y verano; María Engracia ha vuelto a Andalucía tres veces desde que se marchó.

Los andaluces que se fueron de la comunidad pero no de España llevan mejor la nostalgia, aunque todos dicen que vienen menos de lo que quisieran. Elena Varela y Antonio Martínez, un matrimonio jiennense que vive en Valencia desde hace tres décadas, apenas vienen cada dos o tres años. "Cada vez que vuelvo me echo a llorar", reconoce Elena.

La mayor concentración de emigrantes andaluces la tiene con mucho Cataluña, donde residen 775.376 personas nacidas en Andalucía. De las 388 casas andaluzas repartidas por todo el mundo, 167 están en suelo catalán. Francisco García Prieto, el presidente de entidades culturales andaluzas en Cataluña, estima que entre los emigrantes y sus descendientes, son más de dos millones. Él, onubense, está casado con una gaditana, y sus hijos, nacidos ya en Barcelona, han crecido rodeados de Andalucía. "Tienen las dos culturas, son bilingües, bailan sevillanas y vienen cada año", cuenta el padre.

Las comunidades andaluzas funcionan en muchos países como aglutinadores de la cultura española. "Cuando vives o naces fuera de tu país, da igual que seas andaluz, catalán o gallego. Todos son españoles", explica Noelia Pozo, hija de extremeños, natural de Osnabrück (en la Baja Sajonia, Alemania) y miembro de la Junta directiva de la casa de Utrera (Sevilla) en Badalona (Barcelona). Tiene 22 años y vivió en Alemania hasta hace 10, cuando sus padres decidieron regresar a España. Nadie de su familia nació en Andalucía, pero ella, dice que se ha criado escuchando flamenco en centros de andaluces y que se siente algo de aquí.

Muchos de los que se fueron hace cuarenta años intentan volver ahora a Andalucía, y los que lo consiguen "viven un doble desarraigo". "Acá no son andaluces que regresan, sino americanos que vienen", explica Eloy Pousa, el presidente de las federaciones de asociaciones andaluzas en Argentina, un país inmerso en una gran crisis económica del que intentan regresar muchos andaluces que emigraron allí huyendo de las penurias de la España de posguerra. "Les dolió tanto ese desarraigo que no quieren repetir", explica.