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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Caro ente

La financiación del Ente Público RTVE sigue siendo uno de los graves problemas pendientes en el sector público español. Sumado a su utilización como instrumento sectario del partido del Gobierno, el endeudamiento de RTVE constituye un escándalo que contrasta con el déficit cero del Estado y se enmascara en el discurso del rigor presupuestario. Entre las múltiples promesas electorales de 1996 incumplidas por el PP, una de las más flagrantes se centra en RTVE: no sólo no ha resuelto su estrangulamiento económico, sino que lo ha acrecentado, y ha incumplido el mandato constitucional del pluralismo, escudándose en el y tú más de los anteriores Gobiernos, para convertir al ente en el más descarado aparato gubernamental de propaganda.

Tras el nuevo déficit previsto en el presupuesto del año próximo, la deuda acumulada se habrá multiplicado por cuatro, hasta los 6.600 millones de euros, desde la llegada del PP al poder. En dos legislaturas no se ha avanzado ni un paso para perfilar un modelo de televisión pública que acabe con la imperiosa necesidad de acrecentar los ingresos publicitarios como solución única a la creciente escalada de los gastos. En ausencia de un plan articulado y eficaz para contener los gastos, los gestores de RTVE se ven obligados a huir hacia adelante buscando ingresos publicitarios incluso a costa de la calidad de la programación, que en una televisión pública debería estar garantizada, o en condiciones de competencia desleal en no pocas ocasiones.

El resultado final es que el PP ha conseguido hacer de RTVE una televisión más cara, más endeudada, más mala y políticamente más sectaria. El billón larguísimo de pesetas que adeuda RTVE tendrá que ser pagado un día, y está claro que el garante -el Estado- es quien más papeletas tiene para quedarse con la factura. Quizá los gestores políticos no estén interesados en acabar con el déficit de RTVE, puesto que por muy elevado que sea siempre podrán ocultarlo mediante contabilidad creativa; pero los ciudadanos sí están interesados en saber durante cuánto tiempo funcionará sin correcciones esta herrumbrosa máquina de manipular y de perder dinero.

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