La Fundación Empresa y Crecimiento invierte 25 millones en México
Los tres proyectos iniciados en el país han supuesto la creación de 500 empleos directos
La Fundación Empresa y Crecimiento, creada por Ana Patricia Botín en junio de 2001 y en la que participa un ramillete de empresas españolas, ha conseguido impulsar inversiones por valor de 16 millones de dólares en México a través de proyectos de pequeñas y medianas empresas, que han originado 500 puestos de trabajo. La previsión es que este año alcance los 25 millones. Una vez consolidado su primer paso en México, el objetivo es saltar a otros países latinoamericanos.
La Fundación Empresa y Crecimiento nació con el objetivo de canalizar fondos de empresas españolas en países latinoamericanos a través de la fórmula de capital riesgo. La piedra de toque ha sido México y pasado un año desde su andadura inicial, la impulsora del proyecto y vicepresidenta de la fundación, Ana Patricia Botín, puede mostrar sus primeros logros. Ayer lo hizo en Madrid junto al presidente, Abel Matutes, y otro vicepresidente, José Ángel Gurría, ex ministro de Exteriores y de Hacienda de México.
Hasta la fecha, apunta Botín, la fundación ha recibido cerca de 100 proyectos, de los que han sido aprobados tres (Hoteles City Express; Putz Stein, dedicada a la fabricación y laminación de mármol y granito; y Bárbara Berry, que cultiva frambuesas para su exportación a Estados Unidos), que han supuesto la creación de cerca de 500 empleos directos y 300 indirectos. Para 2005, el objetivo es llegar a la cifra de 4.000 puestos.
Botín destaca el buen funcionamiento de la fundación "como palanca que impulsa inversiones y que trata de suplir las carencias de los organismos multilatarales". Y es que, por ejemplo, en México resulta extremadamente difícil el acceso de las pequeñas y medianas empresas a financiación, que además puede alcanzar un interés del 15%. Por otro lado, Botín resalta la importancia que ha tenido la fundación para desarrollar el capital riesgo en un país tan poco habituado a ello como el norteamericano.
"Un aspecto innovador del proyecto es que los proyectos están gestionado por gente del país, lo que ayuda a que se apliquen con más eficacia los objetivos del fondo", sostiene el ex comisario y ex ministro de Exteriores Abel Matutes, cuyo grupo de empresas también participa como patrono. En efecto, al frente de la fundación figura como gestor mexicano Adolfo Hellmund. Además, existe un comité asesor presidido por Lorenzo Zambrano, presidente de Cemex, y compuesto por empresarios y autoridades del país. "Esta circunstancia reduce la posibilidad de que se cometan errores, entre otras cosas porque todos están muy involucrados", dice Gurría.
Las empresas españolas aportan el capital a riesgo, es decir, con el objetivo de recuperarlo cuando la iniciativa ha alcanzado la rentabilidad. Una vez que se rentabilice la inversión "económica y socialmente", el planteamiento es que el fondo venda su participación y con el dinero obtenido, lanzar otra iniciativa.
Matutes acentúa, no obstante, el carácter altruista que caracteriza a las empresas miembros de la fundación: "Al margen del proyecto, la participación de las empresas españolas está más allá de la obtención de beneficios". No obstante, además de la inversión material, para las empresas que participan es también una inversión intangible en imagen. La fundación trata de llevar la idea a otros países latinoamericanos. "Esperamos que se multiplique", apunta Gurría. Y, según Botín, que sea replicado por otros organismos.
Matutes, Gurría y Botín coinciden en afirmar que, precisamente, estos organismos internacionales tienen esa carencia. "Uno de los problemas es que los organismo multilaterales no tienen o no encuentran socios para hacer inversiones de este tipo", enfatiza Matutes.
La fundación está constituida por Banesto, SCH, Dragados, Unión Fenosa, Telefónica, Sol Meliá, Repsol YPF, Recoletos, PRISA, Iberostar, ICO, Grupo Fiesta, CAF y los bufetes Uría y Menéndez y Garrigues. Los promotores prevén la incorporación de más empresas, entre ellas el BBVA, que la desestimó en una primera instancia.
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