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Columna
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Montecristo

Esto huele a campaña. Hay como un tufillo especial, algunos dicen que a cloaca, pero es pasarse. Lo cierto es que, a partir de ahora, mediremos muchas cosas por el metro electoral que, como es sabido, nada tiene que ver con el normal. Confirmado Manuel Chaves, bendecido por unos y otros, prepara su cuarto mandato, si las urnas ratifican lo que dicen las encuestas. Tiene, además, un partido sosegado, en calma, con demostrada autoridad de María del Mar Moreno. Es posible que el PSOE-A no haya llegado a preparar unas elecciones más cómodas que éstas, pero no quieren dejar nada a la aventura.

Y es aquí donde puede radicar algunas de las posibilidades que alimenta el PP-A. La confianza de los socialistas les podía dar un plus añadido. Un dato: varias encuestas, realizadas a uno y otro lado, arrojan un empate técnico en Málaga, provincia, por otra parte, simbólica para la izquierda y a la que arrebatara el poder la derecha desde 1996. Si la izquierda quiere ganar de nada valdrán aventuras, personales y de programas, que parecen aventarse en selectas y reducidas tribunas.

Y en el PP andaluz no están las aguas tranquilas. Bellido, ayer en EL PAÍS, daba algunas claves. Hasta ahora hubo batallitas, con heridas a flor de piel, leves rasguños. Arenas sin poder y mando, y los escasos hombres de Rajoy tocando a rebato, en el horizonte hay tifones que se originan en Jaén, Almería y Córdoba. Pero ése no es el problema. Rajoy, por lo que uno sabe, preguntó qué hacemos en Andalucía, cómo podemos ganar. Y añadió: ¿Lo pueden conseguir Teofila (Martínez) y Antonio (Sanz)? La sensación es que no. Y había otra cuestión sobre la mesa, en el supuesto de una minoría mayoritaria, con quién formar gobierno. ¿Qué aliados tendría el PP? Y sonó el nombre de Pedro Pacheco y su posible y solitario diputado, Pacheco no le haría asco a la propuesta, llegado el caso. En Jerez lo ha hecho, domina el patio, la alcaldesa está a su servicio y allí quien manda, lo diga quien lo diga, es Pacheco. Mucho Pacheco.

El panorama interno del PP andaluz cambia a marchas aceleradas. Mariano Rajoy sueña con fumarse un Montecristo en San Telmo sin el permiso de Chaves.

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