Un paisaje inusual
La madrileña plaza del Dos de Mayo suele ser punto de reunión de cientos de jóvenes durante las noches de los fines de semana. Tanto que los vecinos se han quejado reiteradamente de los ruidos y molestias que ocasionan a veces los visitantes ocasionales del barrio de Malasaña, sobre todo si se produce el llamado botellón (consumo en grupo de alcohol en la vía pública). Pero a diario, el paisaje es tan diferente que parece que pertenece a otro espacio e, incluso, a otra época, como se aprecia en la foto tomada en la apacible calle del Dos de Mayo.
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