Taiwan y la ONU

El próximo mes de marzo de 2004, el pueblo de Taiwan vuelve a celebrar elecciones presidenciales dando un paso más en la consolidación de su sistema democrático. Y este mes de septiembre la República de China (Taiwan) hará otro intento de hacer realidad su proyecto de ingreso en las Naciones Unidas, organización de la que fue expulsada en 1971, dejando su escaño a la República Popular China (RPCh).

Un total de 15 países han presentado ante la Secretaría de la ONU una propuesta para que este asunto sea discutido en la 58º sesión anual de la Asamblea General de la ONU que da comienzo hoy, 16 de septiembre, propuesta que en años anteriores siempre se ha encontrado con la insalvable oposición de la República Popular China, que sigue considerando a Taiwan como parte de ella.

Con una población de 23 millones de habitantes y un Gobierno elegido democráticamente, la no pertenencia de Taiwan a la ONU constituye un caso único en el mundo de difícil justificación. Taiwan no ha sido nunca un gobierno local o una provincia de la RPCh, y prueba de ello es que desde el establecimiento de la RPCh en 1949, los dos lados del estrecho de Taiwan han estado siempre gobernados separadamente sin que ninguno haya tenido jurisdicción sobre el otro.

Además de incumplir con el principio de universalidad de Naciones Unidas, la exclusión de Taiwan de la ONU y de otras organizaciones internacionales constituye una clara discriminación para el pueblo de Taiwan y una flagrante violación de su derecho a participar y a contribuir en las actividades de la comunidad internacional, algo que ha ocasionado continuos perjuicios al pueblo taiwanés.

Por ejemplo, durante la reciente aparición del brote de neumonía atípica, la exclusión de Taiwan de la OMS ha sido un serio obstáculo en la lucha por frenar la expansión de la epidemia en Taiwan. Es hora de que las Naciones Unidas y la comunidad internacional entiendan que la participación de Taiwan en la ONU haría de ésta una organización más representativa, global y eficaz, contribuiría al mantenimiento de la paz y la estabilidad en la región y mejoraría la cooperación internacional en los ámbitos político, económico, social y cultural.