Surtido de vanguardias
Segunda cesión de obras de la colección del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía al circuito de la Confederación Española de Cajas de Ahorros. Bajo el título Vanguardias, la exposición lleva implícito el pretexto de revisar la aportación española al ciclo de las vanguardias, ya como contribución a la Escuela de París, ya como aportación al formento de la modernidad. La muestra puede verse en la sala de la Caja Vital vitoriana.
El valor artístico de lo expuesto recorre una escala de variados resultados. Lo mejor se centra en dos excelentes óleos de Juan Gris, fechados en 1916 y 1922. Hay otros dos, asimismo excelentes, de Joan Miró; uno de 1925 (delicioso, tierno, alado) y otro de 1938 (escueto y melancólico cual payaso triste que no quisiera salir a escena). Formidable el cuadro surrealista de Óscar Domínguez de 1937 La apisonadora y la rosa. María Blanchard muestra su indudable calidad en el cuadro Mujer con abanico, de 1916, cuadro que se asemeja al de la rusa Liubov Popova, titulado Birsk, firmado el mismo año.
No menos formidable es la escultura de Alberto Sánchez, cuya versión original la realizó entre 1930 y 1933, y el vaciado en bronce patinado -tal como es hoy en día- se llevó a cabo en 1965, tres años después de la muerte del escultor. Emocionante la maqueta que reproduce el soberbio diseño arquitectónico de Josep Lluis Sert para el Pabellón de España en la Exposición Internacional de París de 1937. En uno de sus ángulos del exterior iba instalada la obra más ambiciosa del escultor Alberto Sánchez, un tótem de doce metros de altura que llevaba por título El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella, de paradero desconocido.
Picasso firma tres obras de diferente cuño y calidad, pero siempre con la inconmensurable raza de gran creador: una irónica y minimalista figura de 1928 - uno de los bocetos para el Guernica (1937), cuya blandura va corrigiendo hasta llegar a culminar su portentosa antibélica y antifascista obra-, y un truculento bodegón, firmado en 1939, que podía ser un antecedente del neoexpresionismo alemán. Los escultores Julio González y Pablo Gargallo dejan huella de su presencia con tres originales piezas: dos el primero (en bronce patinado) y una el segundo (en hierro forjado). La contribución de Salvador Dalí se cifra en dos enigmáticos óleos. En el capítulo cinematográfico figuran dos joyas en su especialidad, como son las tremebundas y singulares películas de Luis Buñuel Un perro andaluz, de 1929, y La edad de oro, de 1930.
Algunas obras de las expuestas no pasan del aprobado raspado y otras más, ni siquiera eso. Ya se sabe que, pese a estar próximos entre sí, una cosa es el fruto y otra la cáscara.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.