Poco 'glamour' para el debú de la Real
Los equipos griegos son siempre reconocibles en Europa. Sobre todo, porque son casi siempre los mismos. Entre ellos, el Olympiakos, una fábrica en constante renovación que mantiene sus constantes vitales: una tropa aguerrida y un par de futbolistas con licencia para jugar a su gusto. El Olympiakos que visitará el miércoles a la Real en Anoeta, en su debú en la Champions (que no en la Copa de Europa, donde ya alcanzó las semifinales en 1983), otorga esa bula a dos treintañeros conocidos: el brasileño Giovanni y el yugoslavo Djordjevic. A ellos se une el griego Georgiadis, su fichaje estrella de la temporada, ex del PAOK, del Panathinaikos y del Newcastle, con un gusto por el fútbol que supera el promedio griego.
El Olympiakos tiene un prestigio limitado y vive al amparo del infierno de su estadio, donde comparte las gestas deportivas con las páginas de sucesos. Anoeta deberá esperar a la llegada del Juventus, el 21 de octubre, para ver corretear a figuras europeas. Anímicamente, la Real va por delante en el juego psicológico del partido: juega en casa y el Olympiakos baja mucho cuando sale del infierno, es decir de su estadio; está invicta en la Liga y el sábado arrancó su primera victoria en Santander, mientras el conjunto griego perdió (1-0) ante el Proodeftiki
, un equipo modestísimo de la modestísima Liga griega.
El Olympiakos, con ocho caras nuevas en la plantilla, no alterará su imagen. El fútbol griego cambia muy lentamente. El internacional polaco Kuzba apuntaba como principal refuerzo de la delantera, pero sus problemas médicos le convierten en una incógnita. Los griegos Kafes, Vallas, Stoltidis, Tatsis, Tassos, Gonias y el portero eslovaco Bucek, son los otros fichajes de un presunto nuevo equipo. Pero no se espere demasiado glamour en Anoeta. Será el Olympiakos de siempre. Y la Real, esperando a Nihat.
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