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Asesinado el segundo judío marroquí en menos de 48 horas

Pánico en la comunidad hebrea tras el apuñalamiento de un jubilado en Meknes

El segundo asesinato de un judío en menos de 48 horas acabó ayer de sembrar el pánico en la pequeña comunidad judía de Marruecos, la más numerosa en un país árabe. "Esto es el final, no tenemos ninguna gana de suicidarnos, desgraciadamente no nos queda más remedio que hacer las maletas", afirmó Paul Abergel, director de un instituto de Casablanca frecuentado por alumnos de confesión judía.

Elie Afrat, jubilado judío de 75 años, fue apuñalado ayer en la puerta de su casa de Meknes, a unos 140 kilómetros al este de Rabat, cuando se dirigía a pie a la sinagoga. La víctima falleció en el acto y el terrorista, que actuó solo, se dio a la fuga. La comunidad judía de Meknes asciende a unas 120 personas. El jueves pasado fue muerto a tiros en el mercado de Lakria, en pleno centro de Casablanca, Albert Rebibo, de 55 años. Dos enmascarados le dispararon a bocajarro cuando cerraba su negocio de venta de madera.

A las autoridades marroquíes les cuesta reconocer que, pese a sus esfuerzos por proteger a la comunidad judía, el modelo de convivencia vigente se está resquebrajando a marchas forzadas. Un comunicado de la Fiscalía de Casablanca difundido el viernes no descartaba que el asesinato de Rebibo pudiese "enmarcarse en un ajuste de cuentas". Serge Berdugo, el secretario general de la comunidad judía, no tiene, sin embargo, dudas. "Se trata de infames actos terroristas que nos golpean a nosotros y, a través nuestro, a todo Marruecos", declaró ayer consternado.

A los judíos marroquíes les llegó una primera advertencia el 16 de mayo cuando varios kamikazes se suicidaron en Casablanca haciendo estallar cargas explosivas ante la sede de la Alianza Israelita, el cementerio judío y el restaurante Positano, cuyo dueño es también judío, causando 45 muertos.

Desde entonces las fuerzas de seguridad marroquíes han desatado una oleada de represión sin precedentes contra los radicales islamistas. Más de 900 integristas han sido presentados ante la justicia y, ayer mismo, el tribunal de apelación de Rabat condenó a 20 de ellos a penas de entre tres y diez años de cárcel por "apología del terrorismo" o "formación de bandas de malhechores para cometer actos terroristas".

Tras el asesinato de Rebibo, el jueves, los miembros de la comunidad se preguntaban aún sí debían emigrar. Ayer ya les cabían pocas dudas. "Hay que irse no sólo por nuestra seguridad sino por nuestros hijos", insistía una mujer que pidió que no se divulgase su nombre. "¿Qué porvenir pueden tener quedándose en un país en el que, en el mejor de los casos, tienen que vivir escondidos?".

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La mayoría de los jóvenes de la comunidad hace tiempo ya que han emigrado a Europa o a Israel. Cerca de 700.000 israelíes son, por ejemplo, de origen marroquí. El grueso de los 3.500 judíos que aún permanecen en Marruecos -hace medio siglo eran más de 350.000- son de edad avanzada y residen, en general, en Casablanca.

"El 16 de mayo puso en evidencia que hay muchos extremistas dispuestos a recurrir a la violencia", explica un profesor que prefiere permanecer en el anonimato.

Los judíos no han sido las únicas víctimas del terrorismo que azota a Marruecos. Desde las explosiones de mayo en Casablanca ha muerto una francesa en Agadir, aparentemente asesinada por "impía", siete clientes y camareros de un bar de esa ciudad, en el que se servía alcohol, fueron también apuñalados y uno de ellos falleció a causa de sus heridas.

Una mujer deposita su voto en Salé, cerca de Rabat, en las elecciones municipales celebradas el pasado viernes.
Una mujer deposita su voto en Salé, cerca de Rabat, en las elecciones municipales celebradas el pasado viernes.AFP

Avance electoral de los islamistas

El partido nacionalista Istiqlal fue el más votado en las elecciones municipales del viernes seguido por los socialistas, según los resultados definitivos dados a conocer anoche por el Ministerio del Interior. En las pocas circunscripciones urbanas en las que se presentaron los islamistas legales del Partido Justicia y Desarrollo (PJD) fueron, sin embargo, los que más sufragios cosecharon.

La participación electoral fue del 54,16%, según Interior. El Istiqlal obtuvo 1,12 millones de votos, sobre un total de 7,5 millones de sufragios, y en segundo lugar se colocaron los socialistas con 990.000, seguidos por los llamados partidos de la administración, compuestos por notables locales, y los de inspiración bereber.

Por decisión propia o, más bien, por indicación de las autoridades, el PJD renunció a presentarse en el 49% de las circunscripciones de las grandes ciudades y en el 26% de las medianas así como en la casi totalidad de las zonas rurales. Aún así, allí dónde compitió, desde Tetuán hasta Meknes pasando por Kenitra o Beni Mellal, fue el ganador excepto en Salé. En ninguna logró, sin embargo, mayoría absoluta por lo que es probable que alianzas de partidos que integran la coalición gubernamental le impidan tener alcaldes. Obtuvo en total 320.000 sufragios.

Pese a que sólo concurrió en la mitad de las circunscripciones de Casablanca, el PJD consiguió 16 concejales, casi tantos como el Istiqlal (19) y los socialistas (17) que se presentaron en el conjunto de esa ciudad de casi cuatro millones de habitantes, la mayor de Marruecos.

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