Pirañas y tucanes en Madrid
El parque Faunia amplía sus selvas y manglares amazónicos
Una pareja de guacamayos emprende el vuelo al paso de los exploradores, que se han visto sorprendidos por la tormenta cuando bajaban, serpenteando entre drácenas, bromelias, palmeras y mangles, hacia el cauce del río. En pocos minutos, el cielo se oscurece y la lluvia arrecia hasta convertirse en un formidable aguacero que agita las frondas
de los helechos arborescentes. Casi tan bruscamente como empezó, el chaparrón amaina dejando tras de sí un intenso olor a vegetación y tierra húmeda. Un ibis escarlata se sacude el agua de las plumas, y la selva recupera su habitual algarabía de monos y aves.
No es el Amazonas, aunque lo parezca. El simulacro de tormenta tropical se repite puntualmente cada media hora en la selva de Faunia, el parque de naturaleza de Madrid, que amplió en julio su pabellón sobre el trópico con nuevos espacios -como el territorio Saimiri, donde se puede caminar entre monos ardilla y guacamayos en libertad- que reproducen con gran realismo los diferentes ecosistemas amazónicos en un recinto circular de casi 3.000 metros cuadrados y 13 metros de altura. Además de la selva, en Faunia existen otros cuatro ecosistemas -ártico, antártico, bosque caducifolio y bosque mediterráneo-, y 11 áreas y pabellones temáticos poblados por más de 4.000 animales de 500 especies diferentes y cerca de un millar de especies vegetales.
En la nueva jungla se puede caminar entre monos saimiri y papagayos en libertad, sentir una tormenta del trópico o contemplar a los arapaimas gigantes desde el fondo del río.
Los intrépidos exploradores -niños y adultos- que se internan en este mundo húmedo y sombrío experimentan parecidos olores y sonidos, y también la atmósfera cálida y pegajosa -28 grados de temperatura y un 80% de humedad- que si estuviesen en una auténtica jungla. A lo largo de un recorrido descendente que conduce desde el dosel vegetal del bosque, formado por las copas de los grandes árboles y las plantas epifitas, hasta la intrincada maraña del sotobosque y los manglares, donde sólo llega un 2% de la luz solar, los visitantes encuentran iguanas, coatíes, titíes de manto negro, jacanas, tucanes, agutíes, diminutas ranas amarillas de piel venenosa, tortugas, caimanes y pirañas (todo un espectáculo a la hora de la comida). Un túnel acristalado dentro del cauce permite caminar por el fondo del río, donde, entre las raíces gigantes, nadan pacúes, peces gato y peces tigre, peces pulmonados, pastinacas, arowanas y arapaimas -el mayor pez de agua dulce- de más de dos metros de longitud.
GUÍA PRÁCTICA
Cómo llegar
- En coche: por la A-3 (autovía de Valencia), salida 6, dirección Valdebernardo.
- En metro: Valdebernardo (línea 9), a 500 metros del parque.
- En autobús: 130, 8 y 71 de la EMT; existe un servicio especial los fines de semana y festivos desde el metro de Pavones.
Horario y precios
- En septiembre, de 10.00 a 20.00 y de 10.00 a 21.00. Entrada: 17,50 euros; niños y mayores, 12 euros.
Información
- 913 01 62 10; www.faunia.es.
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