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Las denuncias por malos tratos en la pareja aumentan un 53%

La Ertzaintza considera que los juicios rápidos tienen un 'efecto llamada'

Nadie duda de que las denuncias que se presentan son la punta del iceberg del problema del maltrato en la pareja. Este indicador, sin embargo, ha crecido de manera importante en lo que va de año.

La Ertzaintza, cuerpo que recibe el grueso de las reclamaciones por este motivo, registró entre enero y agosto de este año 447 denuncias por maltrato conyugal habitual, según datos facilitados por la policía autonómica.

Esta cifra supone un incremento del 53% respecto a los ocho primeros meses del año pasado

, cuando sumaron 292 denuncias. El incremento es incluso más espectacular si se comparan el mes de agosto de este año y el de 2002. Las denuncias registradas el mes pasado en Euskadi son más que el triple de las de un año atrás: 86 frente a 25.

Este recuento sólo incluye las denuncias que cumplan los siguientes requisitos: que sean por conductas tipificadas como delito (lo que excluye las faltas), que el maltrato sea habitual (se requiere que haya tres denuncias anteriores) y que la víctima sea "cónyuge o análogo" del agresor (el maltrato a padres e hijos queda fuera de esta estadística).

Lo explica el comisario Roberto, quien pide que se omita su apellido, de la división de Seguridad Ciudadana de la Ertzaintza, y que vincula este incremento al efecto llamada generado por los juicios rápidos, que arrancaron en abril pasado, y que en su opinión "están funcionando muy bien". Estos juicios, que permiten juzgar los delitos en un máximo de 15 a 22 días, han animado a víctimas a las que la lentitud de la justicia hacía desistir de denunciar.Otro hecho que, en opinión de este comisario de la división de Seguridad Ciudadana, ha influido también en el incremento de las denuncias es "la mejor calificación de los hechos" que hacen los jueces. El mando policial considera que la publicidad que ha tenido la entrada en vigor de la Orden de Protección a las Víctimas de la Violencia Doméstica ha influido en que las denuncias se disparan en agosto -se han triplicado respecto al mismo mes de 2002-.

Esta orden, que puede incluir medidas penales, civiles y sociales, pretende otorgar a la víctima unas condiciones de seguridad frente al agresor desconocidas hasta entonces. Una de las novedades fundamentales es que otorga a la víctima provisionalmente, en cuanto pone la denuncia, el uso de la vivienda, la custodia de los hijos y una prestación por alimentos. Se puede solicitar ante el juez, en comisaría, en una casa de acogida o ante los servicios sociales.

Los juzgados de Bilbao han concedido hasta ahora al menos 19 órdenes de protección, según informaron ayer fuentes judiciales. La Ertzaintza estima que tan sólo en Vizcaya y en Álava unas 55 personas la han solicitado.

El verano influye

El responsable de programas (incluido el de violencia contra las mujeres) de Emakunde, Ander Bergara, también subraya la influencia que seguramente ha tenido la citada orden. Bergara añade, en consonancia con el comisario de la Ertzaintza y otros expertos, que la mayor convivencia familiar que se produce en verano hace aflorar a menudo crisis latentes que derivan en violencia doméstica.

Este responsable de Emakunde recuerda que es imposible saber si lo que aumenta es el maltrato o las denuncias. El comisario cree, no obstante, que existe un afloramiento de casos ya existentes. Los expertos estiman que tras cada denuncia hay entre tres y cinco casos que quedan ocultos.

En las últimas semanas, sobre todo en la segunda quincena de agosto, se ha producido un goteo constante de detenciones de varones acusados de maltratar a sus parejas actuales o pasadas en Euskadi. Al menos diez hombres han sido detenidos por este motivo en desde el pasado 16 de agosto.

Sostiene el comisario Roberto que "todas las instituciones están concienciadas" sobre la violencia doméstica. Representantes de la Ertzaintza, los jueces, fiscales, abogados, médicos, las diputaciones, los municipios y el Gobierno vasco firmaron en 2000 un protocolo para dar una respuesta coordinada al problema de los malos tratos contra las mujeres.

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