Francia incumplirá por segundo año el Pacto de Estabilidad con un déficit del 4%

El déficit público francés en 2003 no será de un 3,4%, tal y como se preveía en el momento de presentar el Presupuesto, ni de un 3,6%, según vaticinó el ministro del Presupuesto el pasado junio, ni de un 3,9%, como aceptó el Ministerio de Economía y Finanzas hace apenas 15 días, sino que alcanzará el 4% del producto interior bruto (PIB), un punto por encima del máximo fijado por el Pacto de Estabilidad vigente para la zona euro. Así lo confirmó ayer el Ministerio de Economía en un comunicado, además de remitir la información a Bruselas, que considera excesivo este déficit.

Ese 4% de déficit público convierte a Francia en el peor alumno de Europa y pondrá en cuestión la estrategia del equipo conservador liderado por el primer ministro, Jean-François Raffarin, y marcada por el presidente Jacques Chirac. Una estrategia que tiene como clave una reducción de la presión fiscal para impulsar el gasto y la inversión. Francia incumplirá así por segundo año consecutivo el límite del 3% que fija el Pacto de Estabilidad. En 2002, el desequilibrio fue del 3,1%, lo que motivó la apertura de un procedimiento por déficit excesivo por parte de la UE.

La Comisión Europea considera que este nuevo desequilibrio de las cuentas públicas francesas es excesivo y que este país no ha puesto en marcha sus recomendaciones para frenar el déficit. El Gobierno comunitario realizará hoy previsiblemente una valoración oficial de este dato.

Si entre 1997 y 2001, durante el Gobierno del equipo del socialista Lionel Jospin, el déficit público pasó de un 3% a un 1,5%, en gran parte gracias al consumo interior, la llegada al poder del Ejecutivo de Raffarin parece haber frenado todo optimismo.

Las reducciones del IRPF, que sólo benefician al 50% de la población, sobre todo a quienes tienen mayores rentas, no han servido para reactivar la vida económica. El crecimiento del PIB será de un muy modesto 0,4% para el conjunto del año, cuando la previsión inicial presupuestaria se había hecho contando con un avance del 2,5%. La falta de crecimiento ha reducido los ingresos fiscales -y aumentado el déficit-, cuando dichos ingresos ya habían sido voluntariamente amputados en unos 3.000 millones para así cumplir la promesa electoral de Chirac de reducir en un 30% la presión fiscal en un plazo de seis años.

En la actualidad, la rebaja de impuestos es criticada no sólo por la oposición socialista y comunista, sino también por el democristiano François Bayrou, que el pasado domingo defendió: "Los millones que han faltado para proteger y atender a los ancianos víctimas de la canícula son los millones que hemos dejado de ingresar en concepto de IRPF".

Con estos datos, Francia se sitúa incluso por delante de Alemania en incumplimiento de los criterios del Pacto de Estabilidad, que obliga a mantener un déficit máximo del 3%. El ministro germano de Finanzas, Hans Eichel, reconoció el pasado viernes que el déficit alcanzará el 3,8% este ejercicio. No obstante, insistió en que aún es "alcanzable" situarlo por debajo del 3% en 2004.

No opina lo mismo el presidente del Bundesbank, antiguo banco central alemán, Ernst Welteke, que ayer vaticinó que las cuentas públicas tendrán un desequilibrio superior al 3% en 2004. De cumplirse este temor, Alemania incumpliría el pacto por tercer año consecutivo.

La media de déficit de la zona euro alcanzó el 2,2% el año pasado y la previsión para este año es de una décima menos. Según los datos de la UE, España alcanzó en 2002 un déficit del 0,1%, cifra que se prevé aumente hasta el 0,3% este año.

Pensiones en Italia

Una de las medidas que diferentes gobiernos europeos están considerando para cuadrar las cuentas, tanto las actuales como las futuras, es la reforma de las pensiones. En Italia, el 77% de la población es contraria a aumentar la edad de jubilación que propugna el Ejecutivo de Silvio Berlusconi. Esta encuesta, publicada ayer en el diario Corriere della Sera, se refiere a la posibilidad recientemente lanzada por Berlusconi de ampliar cinco años la edad a la que los italianos pueden jubilarse anticipadamente.