El PP vuelve a adelantar al PSOE y le saca 6 puntos sin mayoría absoluta, según el CIS
El último barómetro recupera el pronóstico electoral que había antes de la guerra y del 'Prestige'
El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) apunta que el PP ganaría hoy las elecciones, con un 41,2% de los votos, y que el PSOE sería el primer partido de la oposición, con un 35,2% de los sufragios. Esos seis puntos de diferencia recuperan, prácticamente, el escenario de previsión demoscópica que realizaba el CIS hace un año, después de la huelga general del 20 de junio y antes del hundimiento del petrolero Prestige y de la decisión del Gobierno de José María Aznar de apoyar a Estados Unidos en la crisis y posterior guerra contra Irak. Pero esos seis puntos de diferencia no garantizarían la mayoría absoluta de marzo de 2000: cuando el PP logró un 44,54% de los sufragios y el PSOE un 34,08%.
El Gobierno, a través del secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Jorge Fernández, calificó de "enormemente esperanzador" el escenario electoral pronosticado por el CIS y agradeció "a la sociedad española la confianza de los ciudadanos en el Gobierno del PP a pesar de las dificultades y de las controversias políticas".
Esta declaración de Fernández no se produjo después de ninguna cita electoral sino, simplemente, tras exponer a los periodistas el último Barómetro del CIS con estimación de voto. La alegría del Ejecutivo obedece a que, si la estimación del CIS es correcta -lo que niega rotundamente el PSOE-, el goteo de pérdida de apoyo ciudadano que el partido de José María Aznar ha experimentado desde la huelga general del 20 de junio del año pasado se habría desvanecido totalmente. Es decir, el CIS de hace un año, justo después de la huelga, daba una ventaja de cuatro puntos al PP, la mitad de la que el partido que pronto dejará de liderar José María Aznar tenía tres meses antes.
El desastre ecológico del petrolero Prestige rebanó en otros dos puntos la ventaja del PP sobre el PSOE y la guerra de Irak ofreció la primera estimación de posible victoria socialista en el sondeo de abril. Después las urnas, el pasado 25 de mayo, concedieron una ventaja mucho más moderada a las siglas del puño y la rosa, al punto de que el PP considera que fue el partido de la gaviota y el fondo azul quien ganó aquellas elecciones.
La estimación de voto que el barómetro de julio (realizado entre el 2 y el 8) concede a los dos principales partidos prácticamente coincide con la que el CIS calculó en julio de 1999, cuando faltaban ocho meses para las elecciones en las que el PP logró su mayoría absoluta. Este dato fue destacado ayer por el Gobierno. Entonces, enfatizó Jorge Fernández, el CIS pronosticaba una ventaja de cinco puntos al PP sobre el PSOE sin mayoría absoluta para el partido liderado por Aznar. En marzo de 2000, esos cinco puntos de ventaja se duplicaron hasta la mayoría absoluta. Y ése es el escenario que ahora confían en poder repetir el Gobierno y el PP con quien sea su nuevo líder. Cuando éste resulte designado por el PP, Fernández "supone" que el CIS pedirá a los encuestados que le puntúen, pues así lo hizo también cuando el socialista José Borrell fue elegido candidato a la presidencia del Gobierno con Joaquín Almunia como secretario general del PSOE.
Los datos del CIS también destacan que, aunque suelen ser más quienes valoran mal o muy mal al Gobierno y a la oposición, la percepción de la gestión del Ejecutivo ha mejorado algo desde abril, en plena guerra, mientras que la del PSOE ha empeorado en ese periodo, quizá porque en julio estaba en auge la crisis de Madrid. Como muestra el cuadro, el porcentaje de ciudadanos que valoran bien la gestión del Gobierno ha mejorado en cuatro puntos y ha disminuido en cinco el conjunto de los que la ven mal. En el mismo periodo, ha bajado en un punto aquellos que ven bien la tarea de oposición del PSOE mientras subía en tres el porcentaje de ciudadanos que la califican mal.
Otro detalle que llama la atención de la encuesta del CIS es que ha bajado hasta porcentajes casi irrelevantes la percepción de que el Prestige o la guerra de Irak son los problemas importantes para España. Después del accidente del petrolero, como después de las vacas locas, y tras el arranque de la crisis de Irak, los encuestados situaron estas cuestiones como el quinto o el sexto problema de España.
Eso sí, los primeros puestos tradicionalmente los ocupan el paro y el terrorismo, seguidos, a distancia, por la inseguridad ciudadana y la inmigración. Pero el problema político de julio, la crisis de Madrid, no ha sido reseñado por los encuestados ni ha afectado a otras respuestas que podrían indicar un aumento de esa preocupación. Por ejemplo, los problemas políticos, y la corrupción y el fraude, son dos cuestiones que suelen apuntar, bien es cierto que no en los puestos de cabeza, los encuestados por el CIS. Pero ambos reflejan prácticamente el mismo grado de preocupación en el último barómetro de julio que en los inmediatamente anteriores. Y tampoco la preocupación por la vivienda, que suele ocupar un lugar destacado, ha aumentado sensiblemente.
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