La tele
Cuentan los medios que Lady Di se ha liado con Dodi. Si tienen un hijo, le llamarán Tururú, y, si es niña, Dudu-á. Son los nuevos tiempos. Gracias a la televisión, el mundo ya no es más grande que la aldea de los pitufos y hoy nos asomamos a la pequeña pantalla como hace 30 años nos asomábamos a la ventana para murmurar: "Mira la mosquita muerta". La diferencia es que la plaza del pueblo es todo el planeta, y también que desde la guerra del Golfo sabemos que todo lo que sale por la tele es mentira, sea un cormorán petroleado o una princesa triste.
Por fortuna, hay territorios de la actualidad que nos permiten elevarnos sobre ese periodismo cochambroso que persigue rastros de ropa interior de lujo, como por ejemplo la política española. Julio Anguita ha llamado "delincuente" a un juez del Supremo. Es que Anguita no tiene pelos en la lengua. Una suerte, porque así no tiene que afeitarse y no se le enreda la sopa ni pincha al dar besos mayores. Ya de Felipe González dijo que era el jefe de los GAL, ofreciendo como prueba que por la tarde hace fresquito. Ahora acusa a un juez de prevaricar por el caso Filesa a favor de González. Anguita muestra su lengua afeitada cuando se refiere a González. Cuando se trata de Aznar, a la lengua de Anguita le sale melena.
En el PSOE protestan: "Ya hace más de un año que perdimos las elecciones, y Anguita y el PP siguen en los tribunales para llevar a Felipe a la cárcel, y aquí nadie pidió cuentas a los franquistas".
Hablando de todo un poco: Fraga se desdice y se presenta por tercera vez para renovar la mayoría absoluta en Galicia. La izquierda no tiene ninguna posibilidad. Se presentan en coalición socialistas y comunistas contrarios a Anguita. Es una idea del nuevo secretario general socialista, Joaquín Almunia. Después de años de insultos entre socialistas y comunistas, a los votantes se les dice: "A por ellos, compañeros". Lo normal es que se líen a tortas entre sí.
José María Aznar, en cambio, es puro espíritu: ha pasado el día con los monjes de Silos. Viéndole, nadie diría que ha puesto a un amigo de infancia como presidente de Telefónica, quien ha aprovechado las rebajas de agosto para comprarse Antena 3 ante el asombro de toda Europa, que ya tiene la mandíbula "desencajá" por la política española de medios de comunicación, caracterizada por el intento de encarcelar a los dueños de los medios que no les gustan, mientras el vicepresidente Francisco Álvarez-Cascos ejerce de paladín del fútbol televisado actuando como el legendario fontanero del dúo Gomaespuma:
-¡Pero si este descodificador no tiene junta de trócola!-, exclama Cascos en los hipermercados ante las ventas de Canal Satélite.
Izquierda Unida y el PNV respaldan a Aznar en esta rara operación destinada a controlar la televisión, la fábrica de mentiras. A lo mejor no es lo que parece. Estas cosas se ven con demasiada pasión en el momento. El tiempo dará y quitará razones.
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